… ¿y qué tenemos, Máximo, qué nos queda, bondadosos
ciudadanitos?
El PP, contando con que los más cautelosos, desde luego
los que temen perder lo que tienen, harán la vista gorda y seguirán apuntalando
ese edificio maltrecho y lleno de carcoma que ha llegado a ser.
El PSOE, soñando con la posibilidad de que, en su
muchedumbre de votantes defraudados, quede y cunda un milagroso resto de mala
memoria y no cuenten en contra las ruinas económicas que nos llevan dejadas;
amén de otros muchos detallitos.
Izquierda Unida, viendo que ya es apenas un azucarillo
cursi y trasnochado, rápidamente disuelto por la fuga de la gente, desmoronados
los pasteleos protestones aunque trepas, la supuesta parcela, arrasada por el
impaciente empujón de los emergentes.
Rosa Díez y Alberto Rivera, haciendo el indio con la
indecisión, el juego del perfil de diseño equilibrado, muy rehenes de sus
protagonismos, factura que pagaremos todos.
Los partidos regionalistas/ separatistas/“soberanistas”
(cuánta palabrería podrida), cebando sus paranoias, pescadores aldeanos, y tan
interesados, en el río revuelto.
Y poco más. Tan sólo la avalancha de los descontentos, de
los indignados, de los encandilados, de los adictos, pobrecitos, a la
fascinación de las “redes sociales” tan globalizadoras a lo Orwell, y los
diversos juguetes engañabobos de la tecnología, como si ello fuera la panacea
en vez de otra moda antojadiza y precozmente decadente, que barre los millones
de euros, de dólares, de yenes, hacia las arcas multinacionales de los listos,
muy listos.
Desde esa avalancha se vuelven a prometer utopías, tablas
rasas, con vocabulario y gestos trillados y antiguos, que suenan a inéditos
para los jóvenes oídos sin experiencia y, a menudo, sin conocimiento.
Si llegan al mando, habrá que ver si no nos dan otro
chasco monumental, otro sucio gato por liebre, otro timo deprimente e indecente
como el PSOE de Felipe y Guerra, como la SGAE de Teddy, como los Reyes Magos de
toda la vida.