jueves, 27 de febrero de 2020

El acuerdo entre los desacuerdos

Demasiado zafio para merecer la denominación de aquelarre, el surtido de cobardes y tramposos, que se adornaba con patética pompa para escenificar la reunión, sólo ha conseguido malgastar, como siempre, tiempo y dinero de los ciudadanos en añadir otra losa más al siniestro chiringuito de sus enconos, sus impotencias y su mala fe.
Como payasos sin gracia del peor de los circos, apenas han llegado al acuerdo de pedirle a Tarantino un título que los designe como colectivo pringoso, tan inspirado como en su día quedara el de "Malditos bastardos".

miércoles, 26 de febrero de 2020

Bálsamos y milagros (monotemas vigentes más allá del coronavirus)

El presiSánchez soso y marioneta,
hipotecado hasta la camiseta,
va escribiendo al dictado
de los tunantes que lo han aupado,
estafermo impertérrito, al sillón.

Como era de temer,
queda mucho que ver.
Y, ante el tamaño del desaguisado,
sus votantes, que fueron engañados,
¿lo volverán a hacer?
¿O estarán, consecuentes, hasta el gorro
al ver el escenario hecho unos zorros
y ajustarán las cuentas
a esta torpe caterva de embusteros
(digna de Alí Babá y de los 40)
que en tan rudo y jodido atolladero
van a meternos a "todos y a todas"?

ARCO otra vez se nos pone de moda,
pasa el tiempo de balde,
cambian las normativas, los alcaldes
para que todo vuelva a ser lo mismo.
¿Un milagro de Fátima o de Lourdes,
que nos arregle el roto mecanismo?
¿O será inevitable, necesaria,
en eurítmica sesión plenaria,
que se disponga la administración
de una dosis, quizás,
del gentil Bálsamo de Fierabrás? 

martes, 25 de febrero de 2020

Y el letrista ahora dice

que es natural que el Tiempo, laborioso artífice de las erosiones, haya ido desgastando ciertos relieves, poniéndole sordina a algunas notas de las que siempre en el pentagrama reflejaron querencias, sueños que despertaban no poco el eco aquiescente, la coincidencia en la fibra, en los sentires de otros próximos o remotos corazones.
Que es natural seguir este discurso que fluye de nuestra vida, añadiéndole balsámicas distracciones que suavicen las incertidumbres, camino de la fecha que con seria puntualidad a cada uno aguarda.
Que es natural conservar una solamente moderada valentía ante las inquietantes arritmias que acompañan esas insistencias vocacionales para que, pausadamente, todavía quepa la metáfora de "las botas puestas".
El letrista sostiene que siempre se propuso eludir el lado empalagoso y falso de la ignorante y adocenada acepción de la palabra "romanticismo", que tan manoseada sigue estando.
Y que, en cambio, es incapaz de renunciar a una consecuente y, así lo cree, presentable nostalgia, cuando piensa que le habría encantado escribir, en la mejor versión, la que cantó Neil, el hermoso texto de "September morn", aquella que compuso Gilbert.

domingo, 23 de febrero de 2020

Lo que decía el letrista

Por ahí andan, sentando cátedra con sus opiniones, sus afantasmadas prepotencias, sus vanidades frívolas a más no poder; encumbrados en el vértigo de la "importancia" sobrevenida y arrebatados por ese ciego y tumultuoso carro de Elías que suponen los internetes de la más loca globalización.
Como virus alternativo, anteriores al corona ese que tiene nombre de cigarro cubano. Aclamados por las legiones de tontos útiles al "negociete" que, en progresión más que geométrica, vienen perdiendo todos los nortes habidos y por haber, seducidos como nunca antes por esta suerte de droga que desde sus chiringuitos virtuales expelen, expiden, expenden esos "jetas" espabilados que reciben la ya estúpida etiqueta de "INFLUENCERS".

Los hay de sexo masculino, de "sexa femeninista" y también híbridos, como los automóviles. "Dando ejemplo", predican sus chorradas desde las poderosas plataformas digitales, embaucando por millones de dinero a millones de borreguitos desdichados y autosatisfechos que, como dice Claudio interlocutor, colman sus más selectas aspiraciones, satisfacen sus desvelos más sutiles con la caña de cerveza y la excursión aérea "low-cost" a Amsterdam, meca del cosmopolitismo, ya te digo.

¿Qué chavales, qué adolescentes esquivarán con éxito la tentación de "forrarse" como esos parásitos famosísimos, en vez de optar por el respeto propio y merecido del esfuerzo, la madurez gradual, la verdadera formación como personas, optar por estos valores desaparecidos, acreedores incluso de la contemporánea mofa?
En ese "mundo caprichoso, superfluo, absurdo y banal" que decía el letrista de "Una singular debilidad"/SOLERA, ¿queda sitio para algo que no sea el descrédito o la mema ignorancia?
Convendría salvarlo.

sábado, 22 de febrero de 2020

Las malas pulgas

De entre las imágenes que las emisoras de telebasura (prácticamente todas lo son, con catálogos en apariencia diversos pero por igual nocivos) nos hacen llegar estas semanas, alguna que otra, por su pintoresquismo, quizá podría quedar para la glosa, tú.
Y hay que verte, envuelto en ese medio abrigo -- tan ajeno a tu estilo cotidiano --, que has debido comprarte para solemnizar la ocasión, con el que has posado para la posteridad en los importantes peldaños que realzan tu gesto rígido y envarado, agarrando la cartera simbólica del nombramiento y amagando con el brazo disponible un ademán de sacar el "colt" de pistolero "western", abierto el compás de las zancas, como Valle decía de Tirano, sonrisa falsorra y sardónica de compromiso, íntima satisfacción del poder que vas alcanzando, aunque no disuelve por completo tu ceño de jaque desafiante y pendenciero (¿el azote, listo "hasta hacerla sangrar"?) ni, faltaría más, el decidido proyecto prevaricador que tramas contra toda la decencia que pudiera quedarnos.
Ahí es nada, soviet bananero, infiltrando metódicamente tu torcida ideología zurda con el tesón mismo con el que sigues eliminando a cuantos, dentro del equipo, osan discrepar siquiera mínimamente de tu siniestro mando vengativo e inapelable, del elaborado y minucioso odio al oponente que como un aura rodea tu figura y, como un andamio, sostiene el entero edificio de tus malas pulgas, tío.      

martes, 18 de febrero de 2020

Por el teléfono fijo

Con moderada alarma y un interés de cuya sinceridad mi residual inocencia no se atreve a dudar, un dilecto hombre de leyes, distante en la geografía que no en los afectos, y que luce en su nombre resplandores de pontífice y pastelillo, me honra con su atención e inquiere por mi salud, que hace bien en suponer quebrantada y algo responsable, aunque no la única, de estas pausas que menudeando van y vienen por este "blog".
No sostendré yo que la discontinuidad que manifiestan hogaño estas reflexiones dieran imposible pábulo a sus cautelosos barruntos; que semanas hay en que la nómina de bajas acusa incrementos siempre alevosos y ya dice el refrán que "cuando las barbas de tu vecino veas pelar...etc." como sin duda recordarán Vuesas Mercedes.
Así que por el teléfono fijo, el de verdad, de toda la vida de Dios, cruzamos recíprocas informaciones y nos damos viejas (porque nuevas sería presuntuosa e indebida hipérbole) de nuestros aconteceres; quedando -- por ahora -- aclarada la futilidad del negro presentimiento que otros dirían sospecha y en todo caso (OTROSÍ DIGO) pendiente de recurso ante la instancia correspondiente que, no en vano, si no en el estribo, a saber dónde tenemos ya el pie.

De mi casa, y suyo afectísimo, le digo que queda el Hipocampo.  

viernes, 14 de febrero de 2020

Las sombras sobre el análisis

La feria tecnológica esa de Barcelona se suspende porque una parte considerable de las empresas convocadas dan cautelosa marcha atrás.
Como hipótesis, flota en el aire, en los medios de difusión, una explicación medio elusiva que tendría origen en la inoportunísima epidemia surgida en China, y que va extendiéndose con nada despreciables índices de contagio y de fallecimientos.
Y claro que la capital catalana pierde en esta coyuntura sustanciosos dividendos y no sólo de naturaleza económica. Pero en mitad de este trance de consternación y frustraciones, de lamentos etc., ¿por casualidad habrá pensado alguien que el vandalismo que las recientes revueltas instalaron en sus calles, la inseguridad a varios niveles que se respira, los chocantes antecedentes de su más relevante munícipe que, no hace tanto -- antes de su discutible y quizá fingida reconversión --, exhibía un comportamiento de militante agitadora antisistema, la antipatía que rezuma el separatismo con sus mentiras y sus histerias, puedan ser causa no menor de esta desbandada? 
¿Se alude siquiera a esa posibilidad en el "entremientras" del festival de disimulos que ensombrece los análisis?  

lunes, 10 de febrero de 2020

Desde el porche

Puede que solamente sea una coincidencia pero, al regresar a casa, me he sentido cansado.
Y ya sé que Sadhguru, quien tan profusamente aparece por el Internete, con su sabia prudencia oriental de santón espectacular y hermoso, a todos nos va recomendando el encaje con esta condición transitoria, efímera, de que está hecha nuestra sustancia más esencial.

Qué tiempos, por cierto, cuando el trámite incluía la tinta, el papel o la gasilla para limpiar la huella de la huella; las fotos que, de verdad, eran necesarias; la entrega demorada, porque había que volver a recoger el DNI. Sí, ya sé que luego todo el asunto se fue digitalizando, automatizando, perfilando: un lujo cibernético de diseño e inmediatez, un alarde de (suponemos) garantías crecientes de seguridad, control, etc.
La máquina, cómo no, es hoy un prodigio de virtuoso "scáner" o como se llame eso. Y -- ya me lo esperaba -- la funcionaria me comunica con un levísimo matiz elusivo que mi nuevo documento es el definitivo, que no necesitará renovación.
La miro de hito en hito, completando, en silencio y para mí, las implicaciones: el liberador cese del vínculo, del compromiso periódico y administrativo, la tasa que no volveré a pagar, las fotos (todas sobrantes), la validez irónica que ahora consta hasta el 1 del 1 de 9999, que a saber en qué reencarnación me pillará...

Miro el mar desde el porche. De acuerdo, todos los pasos fueron, son y serán, en la misma única dirección. Sólo hay que asumirlos; y no va pareciendo tan difícil.  

domingo, 9 de febrero de 2020

Más obviedades de la cuenta

A pesar de la gravedad del asunto y del brillante trío de damas de relieve que han fichado para repartir esta especie de friso de protagonistas, "El escándalo" produce una sensación de proyecto inacabado, un atropellamiento innecesario e inconveniente de datos y referencias que se le pueden atascar al espectador y en fin lo dejan un poco insatisfecho y con algo de frustración ante unas promesas que el "film" amaga y no termina de cumplir.
Por otra parte, con la intención que sea, han revuelto demasiado (y sí, es verdad que todo anda revuelto ahora) política, espectáculo, medios de información, ambiciones y la histórica factura que el mercado (de la fama, del dinero, del poder) jamás dejará de pasar por muy "correctos" y reivindicativos que soplen los vientos.
Con las grietas de esa estructura, el argumento cuaja poco y sus motivos y sus razones (que son indiscutibles) tienden a la dispersión. Y aun así, alguna escena impresiona y repugna por la sordidez y la humillación que refleja, aunque los prototipos -- los arquetipos -- resulten deliberadamente elementales y, por su propia y rudimentaria evidencia, de fácil estadística y algo menos convincentes que verosímiles.

viernes, 7 de febrero de 2020

Tras la cumbre bilateral al más alto nivel

Querido Quim (creo que, después de nuestra deliciosa reunión, me permitirás que te llame así):

Te confieso, con la confianza que nuestras respectivas confidencias han establecido entre nosotros, que andaba yo algo receloso de que, por tu insuperable sentido del humor, me recibieras encargando a tus encantadores CDR una SuperBowl con lanzamiento de adoquines, contenedores incendiados, clamorosos abucheos y las otras delicadas muestras de énfasis y afirmación ideológica que tan de vuestra compartida escuela son características notorias.

Y en cambio... qué satisfacción, qué hondo placer, tascando la gloria (que, por cierto, siempre merezco) de pasar revista, contigo a mi lado, a tu admirable casi Guardia Varega, que bien puede equipararse sin complejos a la Guardia Suiza del Pontífice en el Vaticano y a los "armaos" resplandecientes de la Macarena, ya te digo. ¡Rindiéndome honores, en sus vistosos uniformes de diseño vanguardista, trasunto contemporáneo de lo que fueran, en doradas épocas, coraceros u otro resonante cuerpo de élite! La primorosa marcialidad de esos mozos no desmerece para nada, para nada, de la solemnidad con la que has tenido el detalle de revestir un encuentro que tenemos que repetir, "por fa", cuanto antes y que reforzará sin duda los lazos florecientes de nuestra intimidad.

Tu Pedro.

jueves, 6 de febrero de 2020

... el cántaro a la fuente

Con un aire que suena mucho más a burla que a intento de disimular, la primera disposición del "sanedrín gobernante" ha sido subir el sueldo de los funcionarios que, de camino, incluye a diputados y senadores -- faltaría más --, al tiempo que se suben las pensiones. Y obsérvese la amplia diferencia entre uno y otro porcentaje de tales subidas, que no deja de tener visos de escandaloso desahogo.

La ciudadanía está la mar de "satisfecha" con la llamativa "operatividad" de estos gestores, cuyos honorarios pagamos todos con evidente "gozo"porque son nuestros "defensores y protectores" en esta procelosa travesía de la vida. Sólo los permanentemente descontentos señalarán el hecho de que (mientras con arbitrarios "ukases", saquean nuestros bolsillos a sangre y fuego con los impuestos) sean tan escrupulosos con el respeto a un libre mercado en el que las entidades y corporaciones omnipotentes someten a, por ejemplo, las gentes del campo que ahora protestan por las migajas, insuficientes para sobrevivir, que les dejan de la tarta.
Orcas y tiburones devorando a cuanto pez menor no puede huir de su voracidad.

¿Será que no hay decretos-ley para frenar la codicia, el abuso, el ansia explotadora de los depredadores? ¿O será que, en este juego, los que reparten se quedan con la mejor parte, tal como reza el dicho popular? ¿Se romperá el cántaro ese, de tanto ir a la fuente? 

miércoles, 5 de febrero de 2020

Que no perdamos el compás

Por más que una bronquitis
aguda me ha postrado esta semana
y que, a esta edad, los males
te dejan para pocas filigranas,
hoy es 5, de nuevo, de febrero,
y en este atracadero
yo tengo por costumbre, acreditada
en años anteriores, que la añada
(que se acumula sucesivamente
en tu hermosa estructura)
se vea festejada
por estas glosas cariñosamente
de versos "cojos" o de alejandrinos,
que son más cultos y que son más finos,
si procede lucirse en la cesura.

En resumen, se pasa un año más
y aunque nos vemos poco
hago votos para que ningún viento
-- el poniente, el levante o el siroco --
consigan que perdamos el compás.

Tu "ultramarino" padre, mensajero
de palabras que te dicen TE QUIERO.

sábado, 1 de febrero de 2020

Pasatiempo

Tras unas noches toledanas,
voy a "urgencias" esta mañana,
buscando remedio a mis cuitas
en una clínica de Sanitas.

Dice el doctor que mi bronquitis
no se cura con Vicks Vaporub,
célebre ungüento legendario
anterior a Internet y You Tube;
y obediente a sus instrucciones,
en la farmacia compro antibióticos.
¿El prospecto?: prolijos renglones
para volvernos paranoicos.
Una descripción exhaustiva
de numerosos efectos adversos
que, desde cierta perspectiva,
me dan tema para estos versos.

Que si Cyrano hacía rimas
rimbombantes durante sus duelos,
el Hipocampo no desestima
un pasatiempo paralelo.
El artificio que sustenta
este vicio de las palabras
con más metáforas de la cuenta
y conjuros de abracadabra.

¿Acaso hay tanta diferencia
entre las artes y la ciencia?
¿Entre uno y otro bando,
si vamos todos "burla, burlando"?