domingo, 25 de febrero de 2024

Una mera hipótesis

 

Sólo por si se diera la posibilidad, la ocasión.

Si cesare el consentimiento en un instante delicado del trámite, que podría ser cualquiera, puesto que es un elemento decisivo e inapelable, según se anda proclamando; si, a la sazón, la escena y la relación estuvieren discurriendo ya plenamente en la fase digamos introductora, con lo comprometido del detalle…, ¿podría por ventura equivaler tal repentina decisión a un unilateral coitus interruptus?

Y de ser así, ¿cómo evaluarlo con indiscutible certidumbre, cómo no comparar esa inasible cuestión con el libro vertiginoso de infinitas páginas que elucubraba Borges en uno de sus laberintos?

¿A qué portales cósmicos de filigrana se verán abocados los abogados laboriosos, los altos magistrados de las sucesivas instancias, que han de fallar los pleitos en cualquiera que sea la dirección?

viernes, 23 de febrero de 2024

"Only for your eyes"

 

La inclusión sabia, oportuna mejor que otra cosa, de la póstuma canción que los sobrevivientes Beatles han estrenado y editado poco ha, no es el detalle de menor encanto que implica el film “Argylle” y, de paso, pilla desprevenido al espectador, llevándolo de la mano a una inesperada emoción, a un sentimiento de post-nostalgia que claramente impregna esa melodía, muy a propósito para calar hondo.

También hay un gato que parece un búho, y que viaja en una mochila que se da aires de burbuja/casco de astronauta; hay una verdadera orgía de imágenes fantásticas y preciosos decorados y secuencias de exageración inverosímil para construir un lujoso ejercicio de diseño y arropar la breve y siempre valiosa intervención de Samuel L. Jackson, el profesionalismo expresivo de Sam Rockwell y la placidez sonriente de la orondita Bryce protagonista que, como en indirecto espejo XL, evoca y remite al (qué pena, tan corto) transitorio personaje inicial a cargo de Dua Lipa, Lagrange deliciosa, en su vestido dorado, de Versace, deslumbrante de seducción y belleza…

 

“Argylle” pone en la cocktelera esos y otros ingredientes para ofrecer un espectáculo extraordinario (con pirotecnias contundentes que ni tan siquiera las últimas entregas de Craig/Bond, las sofisticadas sastrerías de Kingsman o los largos tiroteos de Keanu/Wick han igualado todavía) en el que lo enrevesado y algo confuso del argumento pasa a ser secuela consecuente y trivial de las “pelis” de espías, agentes secretos, etc.

Un gustazo para tus ojos.   

jueves, 22 de febrero de 2024

El "domesticado" servicio doméstico de Perro

 

Con la chulería y el desentendimiento de costumbre, los ministros de turno (dispensadores superfluos de presupuestos manirrotos, con tanta “competencia” delegada en las autonomías) sólo -el acento ortográfico, nenes- se destacan por su actitud sumisa y de peloteo comparsa, hasta disolverse en la propia irrelevancia y las vergonzosas complicidades, agarrados con firmeza de percebes correosos a sus pingües sueldos, prebendas, emolumentos.

Así que no es novedad que sigan sin solución válida las justísimas reclamaciones de los agricultores, ganaderos, guardias civiles y el largo etcétera cuyas consecuencias a todos nos afectan.

Les debemos nuestro respaldo; procede la solidaridad sin fisuras con estas personas que absolutamente son NUESTRAS.

Y cabría preguntarse por qué los escasos incidentes y conductas aisladas que han desafinado en ese concierto, lo han hecho al parecer y sólo -el acento, nenes- con los emisarios de la Sexta.                   

martes, 20 de febrero de 2024

Un calvario

 

Vagando en un desolado desierto de abandono e incomprensión, sometidos a un desdén lacerante que casi nos reduce a ilusa casta de parias, nos agota el fracaso sistemático de cuantas gestiones emprendemos, que pudieran mitigar esta frustración permanente.

Los ínclitos fabricantes, los sátrapas del diseño y demás cómplices dolosos de esa cicatería, han resuelto desde hace ya demasiados años que el cuello universal de las camisas, con menudas oscilaciones, sea breve, ridículo, aventado al vacío metafísico (como para políticos al uso) con unas dimensiones infantiles que pretenden implantar, ínfulas de moda única, esa infame, alienadora e impuesta estética de mediocres usurpadores.

El nudo de la corbata (esa prenda emblemática, crucial para la coquetería masculina) queda así obligatoriamente expuesto a una intemperie descorazonadora, a un vértigo injusto que lo condena a no sentirse enmarcado como debiera, a naufragar en una orfandad lamentable.

Lejos en el tiempo permanecen, y olvidados con insolente desprecio, los cuellos de pala larga y ángulo agudo que arropaban con elegancia natural la corbata varonil.

Incluso los falaces “camiseros a medida” del ramo, que todavía se autoproclaman tales, carecen de los cumplidos moldes para el cuello que los haría dignos de nuestra consideración, y solapadamente aspiran a darnos sucedáneos incompetentes, parcos y lacónicos gatos por liebre que no convencen a los más románticos caballeros supervivientes.

Y no cuela.                   

lunes, 19 de febrero de 2024

Cine: "Ferrari"

 

Mis “blogs” se espacian ahora, se vuelven casi mensajes en la botella que un náufrago echa a la mar, sin apenas propósito ni destinatario previsible.

Hoy consulté la cartelera de las salas de “Las Salinas” (cines en Chiclana de la Frontera), y seleccioné un “film” de cuyo estreno había estado pendiente. Incluso curioseé por encima las críticas que presuntos especialistas del ramo, aventureros temerarios, habían emitido sobre él.

Nada se debe esperar del juicio, del “olímpico desdén” con el que suelen impregnar estos demiurgos sus opiniones, siempre veleidosas de exigencia y caprichos, cuando por sistema ponen el listón alto para el trabajo de los que realmente hacen cine, en tanto ellos ofician de oráculos/parásitos 2.0, retratándose así como estragados y melindrosos espectadores, como “entendidos” que más que nada buscan notoriedad con látigo de fariseos.

No hay que hacerles caso. La película “Ferrari” es un bocado satisfactorio para comensales de buena boca; y no digamos para los devotos del motor de combustión y sus derivados. El estruendo de los bólidos enardece, la peripecia personal, más o menos rigurosa en lo biográfico que sea, entretiene, Penélope borda su papel de fiera italiana, discípula de Ana Magnani y todavía queda sitio para hermosos paisajes y largas carreteras que se abren entre clásicas hileras de árboles, herederas de una belleza que siempre (los italianos son gente listísima) nos va a evocar la nostalgia del Imperio, sus mármoles y sus glorias.           

Se puede tener corazón de Ferrari, a pesar del color rojo.