Sólo
por si se diera la posibilidad, la ocasión.
Si
cesare el consentimiento en un
instante delicado del trámite, que podría ser cualquiera, puesto que es un elemento
decisivo e inapelable, según se anda proclamando; si, a la sazón, la escena y
la relación estuvieren discurriendo ya plenamente en la fase digamos
introductora, con lo comprometido del detalle…, ¿podría por ventura equivaler
tal repentina decisión a un unilateral coitus
interruptus?
Y
de ser así, ¿cómo evaluarlo con indiscutible certidumbre, cómo no comparar esa
inasible cuestión con el libro vertiginoso de infinitas páginas que elucubraba
Borges en uno de sus laberintos?
¿A
qué portales cósmicos de filigrana se verán abocados los abogados laboriosos,
los altos magistrados de las sucesivas instancias, que han de fallar los
pleitos en cualquiera que sea la dirección?