miércoles, 30 de octubre de 2024

"El día... ¿de qué?

 "

Una catástrofe de proporciones gigantescas, insólitas, ha devastado extensas comarcas de nuestro país. No hay garantía de que ya “haya pasado”, el clima es cruelmente voluble y antojadizo, y desde luego el desastre de ahora estará, está hoy ya, en zonas del suroeste, de Andalucía, Extremadura, la de Dios.

Las emisoras de televisión programan de inmediato emisiones especiales para informar del suceso que, de camino, es jugoso y un punto morboso notición de absoluta actualidad. Se desencadena una fervorosa corriente de solidaridad y compasión con los miles de personas afectadas. No es para menos.

Entre esa casi perfecta unanimidad de sentimientos, alguna voz crítica señala mal funcionamiento y negligencias en la gestión de las previsiones oportunas que nunca parecen suficientes, típico de nuestros jefes, en babia tan a menudo. Y con furioso entusiasmo, los caritativos y algo mansos mayoritarios se le echan encima con la cantinela de que “hoy es el día de sólo atender a las víctimas, y ya habrá tiempo luego de exigir las responsabilidades, etc.”

Pero eso ya lo hemos oído antes; y el día de las responsabilidades se retrasa, se difumina, se queda en más agua de borrajas de lo admisible, en un despreciable silencio de los corderos posterior, y en una que debiera ser necesaria exigencia a la que nadie le pone ya ni furia ni entusiasmo, ¿verdad?

Un olvido, un cansancio que no nos confesamos, entre la cobardía y los sucesivos acontecimientos que nos distraerán, para ir borrando las promesas incumplidas (las ayudas por lo del volcán canario, por ejemplo, ¿cómo quedaron?).

Por cierto, se ve que, para los más mierdosos del Congreso, el día sí ha podido ser adecuado para la nueva trampa en los cargos de TVE.

Demasiado sinvergüenza suelto, ¿no?              

lunes, 28 de octubre de 2024

Como con una gota malaya

 

se nos viene adoctrinando hace años, y con curiosa insistencia, en la conveniencia de asumir, o admitir, un axioma según el cual las mujeres serían más capaces, más listas o lo que se diga, que los hombres. Fuera de la impropiedad de esas generalizaciones, impregnadas acaso de un inocente o inconsciente aroma de rebaño, el propósito quizá requiere un acto de fe, del cual ni se me ocurre atreverme a suscribir ni a rechazar.

Me explico: mi parecer preferiría un enfoque que tendiese a una valoración individual, persona a persona, liberando de quincallas interesadas tan arduo laberinto. Pero así están las cosas.

Lo que refuerza mi punto de vista, dentro de la traca (que va a ser larguísima) en la que va ardiendo ese prócer inmaculado, esa Juanita de Arco del “feminismo” español al uso, es la contemplación desolada de las señoras que, contradictorias y balbuceantes, han asomado por la “tele” para prodigar, desde sus atriles rojillos, explicaciones embusteras y algún que otro desvaído paño caliente, renuncio o excusa inservibles ante los hechos.

Quiero decir que en política, y en mucho de lo demás, hay de todo y no están quienes debieran sino quienes están. Ellas y ellos, los torpes y los inteligentes, todo revuelto, ¿veis?

O sea, que (¡Padrón de mi alma!) unos pican y otros no.

 

-Y fíjate que lo que nos tenía preocupados era el drama de la Oreja de Van Gogh, con sus debatidas “cantantas”, y ahora, con esto, vamos a estar en un sinvivir de lo más chocante.

-Ya te digo.    

jueves, 24 de octubre de 2024

La fuga

 

No hace tanto de aquello.

Quizá sorprendidos por lo insólito de semejante verbena, muchos ilusionados españolitos simpatizaron con la ficción desconsiderada que, con estilo de mercadillo cutre, acampó en la Puerta del Sol de Madrid durante semanas: revolucionarios bisoños, más postizos que consistentes, y que fueron consentidos por la autoridad de turno, como si fuese un coletazo sucio de lo que supuso la “movida” que, por su parte, ya había tenido mucho ruido y apenas ninguna nuez.

El paso siguiente fue cuajar en el ambicioso Podemos, banda iconoclasta y protestona que no tardó en enseñar sus mañas de tardíos aprendices de la brujería bolchevique, pasadísima de moda y con surtido considerable de presunciones e ignorancias.

Entre sus figuritas de relieve “llamaba poderosamente la atención” Errejón, con su sempiterna imagen de estudiantito enquistado, que pretendía representar la rama menos feroz del elenco. Sus más y sus menos tuvo con el jefe rasputinesco y, para seguir más años en las nóminas del chollo político, desgajóse al amparo de Carmena y dio en lo que puede que todavía siga llamándose Más Madrid, o así.

 

Ahora dice este “prohombre” que lo deja, que se retira, redactando un papel de despedida prolijo, abstruso, rebuscadito de excusas, retórica cruzada y tramposona, de espesor plúmbeo, que culpa de su presente crisis personal al maestro armero y que mucho suena a cobarde parche que igual sale ya un poco tarde para el grano que le está asomando, cosas del acné juvenil, Íñigo, majete.

Como muestra de lo que son esos iluminados de la señorita Pepis, esos indignados que nos iban a arreglar lo de la política. Vale.  

sábado, 19 de octubre de 2024

Cabooo...

 

¿Por dónde empiezo? Me lo estoy preguntando mientras subo la escalera, asegurándome siempre con el pasamanos, cautela de “señor mayor” que siempre te recordaba tuvieras, sobre todo cuando tus últimos tiempos me hacían verte de pronto frágil, inesperadamente indeciso de salud.

Vengo del Sanatorio, la bodega predilecta e histórica a la que nos llevaban, para estrenarnos, compañeros veteranos de la marina, iniciándonos -neófitos que éramos- en la más deleitosa tradición chiclanera. Eso era el año 70 del XX. Vivimos, cabo, tan ajenos al destino que nos aguarda, tan inocentes e impotentes de poder influir en él, de matizarle siquiera sus órdenes inapelables…

La parra cubre el cielo del patio de la bodega, retoñando con lealtad vegetal cada temporada; las dependencias laterales, o al fondo, cuidan el tesoro secreto y silencioso de los toneles en espera de años, décadas, siglos. Parezco aquí, ahora que pocos parroquianos en octubre, un islote excéntrico, cliente asiduo de décadas y variables gorras, pero orígenes y procedencia todavía (a pesar del tiempo y el menudeo de mis visitas) relativamente desconocido, indeterminado, nebuloso a la manera de algunos trazos o colores que elegían los impresionistas.

Y ya sé que es retórico decirte, pero me baila por el caletre cómo sería si (que sí, que nunca le ha sucedido a nadie) te dejases caer con alguna información acerca de lo que (tú ya, antes que yo, qué tontería esa de los cálculos inútiles, las previsiones estadísticas, menuda noria) has encontrado por ahí y me espera. En fin, te echo de menos, tío.           

martes, 15 de octubre de 2024

Con permiso

 

Desde la distante época en que viví en la Torre de Praga (Madrid) creo que nunca había osado repetir, por mi cuenta y riesgo, la fórmula de la alta cocina que los manuales suelen denominar “arroz blanco”.

Se me dirá con hartos motivos que no reviste especial dificultad esa receta; pero mi inseguridad como cocinero ha ido a más, acentuada por la duda, la reflexión cautelosa que nos añaden los años cumplidos, y cierto porcentaje de cómodo remoloneo que también admito se escudaba en castañas sacadas del fuego por resueltas y gentiles manos de cariñosa cercanía.

Y hoy, porque “me se” (el “plegablito” ha desistido de corregirme a la tercera vuelta) ocurrió que la fecha no por fuerza habría de rechazar esta suerte de homenaje simbólico, junté valentías y, leyendo varias veces apuntes históricos y manuscritos, me lancé al vacío.

Que no es como si un astronauta se viera en el trance de soltar su cordón umbilical con la nave (la del misterio, o así); y con todo, como las meigas, riesgos haylos.

Os dispensaré de los detalles, del éxito aceptable del experimento, de la vanagloriosa sensación de alquimista en funciones que reviste mi ánimo, por tantos avatares desorientado.

Que sea un feliz día, que dé permiso a este abrazo para llegar a su destino.          

lunes, 14 de octubre de 2024

Víspera

 

Mañana, martes, será innecesario

que la señal que dejaste en mi móvil

tenga que refrescarme la memoria.

 

Que, aunque frágil y poca,

del resto que me queda, voluntaria,

no te vas a borrar, sea como fuere

el destemplado fin de tanta historia.  

sábado, 12 de octubre de 2024

Despropósitos

 

Para sentirse, o para fingir que se creen, con cierta superioridad moral, nuestras sociedades -las más “progres”, sobre todo- han ido ablandando sus exigencias con los criminales, pobrecitos, es que nos da pena.

Así que descartadas la ley del talión por lo extremo de su rigor, la pena de muerte por su cruel irreversibilidad, y finalmente la cadena perpetua, que se ve que también iba a ser “demasiao” y los trabajos forzados, cómo se te ocurre, por muchos delitos que se le comprueben al delincuente y que la aritmética de la sentencia sume cientos o miles de años de encierro, se rebaja la decisión del tribunal o juez de turno y se acuerda un tope de +- 30 años fetén. De ahí, si procede, queda un repertorio de “beneficios penitenciarios” y ajustes por el estilo para que, con condiciones y requisitos, la libertad llegue antes de la fecha fijada y la cosa se sustancie con reinserción, que ya se verá, y un arrepentimiento que suele ser tirando a teatral y de conveniencias.

En resumen, que “los buenos” dicen que no quieren ponerse “al mismo nivel que los malos”, desestimando la incoherencia de usar distintos idiomas para una sola conversación.

Sin camuflaje que cuele y cuenten lo que cuenten, por un cambalache de estricto y arbitrario interés político (un canje de votos en almoneda), la mayoría vigente en nuestro peculiar Congreso ni siquiera habría necesitado del patinazo del P.P. y Vox (chapuza grandiosa), para servirnos un ejemplo reciente de estos despropósitos.

viernes, 11 de octubre de 2024

Sobremesa

 

-Vuestros renglones de ayer andaban decepcionados, Hipocampo.

-Me llegan tantas señales…

-Pero no me diréis que son algo nuevo.

-Claro, sólo que el ánimo dista de ser de acero inoxidable. Y la paciencia tampoco da mucho de sí.

-El país.

-Este nuestro. Lo he reiterado en ocasiones: la corrupción de los malos ejemplos es veneno del peor. Sobre lo que oxida las conciencias, luego es dificilísima la recuperación, el regreso a una vida cuyo porcentaje de mentiras y chapuzas sea el mínimo, y porque no habrá otro remedio, Dios nos hizo de barro. Pero esto…   Así que el país, este que tenemos, nos lo están echando a perder, unos y otros, con ir pudriendo las instituciones, las estructuras que necesitamos, con llevarnos al uso del cinismo como ingrediente social, con la gigantesca piscina de hipocresía en la que nos sentimos chapoteando… Somos una orquesta…

-Ya os conozco ese símil.

-…con directores funestos. Cualquier día, hasta los atriles se van a volar con el huracán.

-¿Vuesa Merced se dará a la bebida?

-¿Por quién me tomáis, caballero?      

jueves, 10 de octubre de 2024

A veces toca espigar

 

las palabras. Así que ¿veneración, simpatía, interiorización admirada de una historia, unos paisajes, unas costumbres? ¿Amor (pero a esa palabra, a esa idea hay que quitarles previamente el manoseo típico, la extendida trivialidad, el desgaste con el cual las malversamos) sin ambages?

Algunos todavía tenemos (ojalá -el ojalá de los árabes- que muchos tengan aún) ese sentimiento por España, que los renegados no saben lo que se pierden.

Pero para que no se defraude ese amor, también necesitamos otra manera de llevar las cosas: por supuesto que necesitamos muy otros gobernantes, que sean decentes y eficaces, no la morralla habitual. Y lo que está sobrando y estorbando mucho, por otra parte:

1/Las incontinencias y caprichos de una bragueta real.

2/Sus confidencias bocazas e imprudentes en el interrogatorio sonsacador y chantajista de una puta (ella misma se califica así) que, para ser “la más cara”, no era ni de lejos la lagartona más guapa.

3/La tapadera cómplice de presidentes, ministros, etc. aunque ya nos tememos que éstos no tendrán arreglo.

4/La prensa, la televisión y la radio, disimulonas o bajo presión, calladitas durante décadas.

5/ La escandalosa danza de millones (que la Hacienda Pública, claro, “tampoco veía”) malgastados …

En fin, que monarquía o república, lo que sea: pero sin golfos. Porque con este circo, con este sainete grotesco de ruindad y mezquinas vulgaridades, es muy difícil que el amor que decíamos permanezca, milagrosamente, intacto.       

martes, 8 de octubre de 2024

Quién lo diría

 

No soy aficionado a esa variedad del espectáculo que se conoce como “musical”; consecuentemente, muy poco a la zarzuela y a la ópera. El artificio de ese cine o teatro “cantado” me resulta incómodo y difícil de incorporar a la consentida ficción que se nos propone. Fueraparte de que los “libretos” suelen tener poca defensa.

Tampoco ando en ese asunto de las comprensivas “explicaciones” que la falsa piedad encuentra para disculpar a los delincuentes en general, fomentando el delirio de tergiversarlos en héroes de pedestal, paladines de la rebeldía y demás monsergas al uso.

Y de eso también va “Joker: folie à deux”, fino título.

Pero quizá porque hay pocas canciones que digerir, buenas, clásicas, de letristas acertadísimos; quizá porque Phoenix, actor hondo, “clava” el personaje; quizá porque le da cabal réplica esa loca divina que es Lady Gaga; y por la esencial, espantosa soledad que retrata el argumento y su naturalmente trágico desenlace, el “film” tiene escenas estremecedoras que llegan a empujar (quién lo diría) esas “furtivas lágrimas”.

También puede ser que “no esté la magdalena para tafetanes”.    

jueves, 3 de octubre de 2024

Consistencia de los calcetines "de deporte"

 

Siendo por la mayor parte sedentario en los hábitos, no es ello óbice para que en el guardarropa de Ud. figuren determinados adminículos o prendas de aquellos a los que alude el epígrafe de hoy.

Y termina poniéndose de relieve que aunque tales calcetines se caracterizan por su aceptable duración, en la sección que denominaremos “puntera”, con licencia que esperamos nos sea admitida, acontece un día la inauguración (por la diversa presión natural de los andares, o bien por la conducción de automóviles con motor de combustión y otros, o por un superior y no caprichoso desgaste, en suma) de ese boquete, ese orificio involuntario que familiarmente hay quien llama “tomate”.

 

De manera experimental existe una transacción para conjugar tal percance con relativo éxito: de antemano, previsoramente, conviene tener varios pares iguales; y así, con criterios de selección, Ud. puede “casar” una y otra unidad de diferente y fraterna procedencia.

El, permítasenos, “truco” puede extenderse a otra suerte de calcetines, por más que la alternativa, si fueren entre sí de distinto color o estampado, quizá le genere entre sus conocidos una cierta fama de anarquista.

Para desconocer las técnicas del zurcido, ¿se nos discutirá, siquiera en superficie, esta modestísima “imaginación, al poder”?

miércoles, 2 de octubre de 2024

El paso de las Termópilas

 

De las personas que lo conocieron algo, o que creían conocerlo, nadie lo habría propuesto (¿y con qué necesidad?) como un ejemplo de carácter valeroso, de ánimo audaz.

Ni a él mismo se le habría ocurrido pavonearse de semejante y arrogante y, en su caso personal, inexistente cualidad.

Mas por uno de esos giros del destino (twist of fate, gracias Dylan), el congelador le deparó algunas asignaturas pendientes.

Así que se fue atreviendo primero con los taruguetes de bacalao, con los lomos de merluza que podían prepararse a la plancha con un mínimo desdoro de los resultados y otro tanto de riesgo en el tratamiento.

Luego, durante semanas, y con aprensiva cautela, fue considerando la inevitabilidad de los langostinos/gambones.

Que, a lo largo de su ya dilatada vida, la generosidad cariñosa le hubiese evitado la lucha desigual contra el descascarilleo previo, no pasaba de ser una variedad de la suerte inmerecida, gratuita y fortuita, que siempre agradeció como tal.

Y un buen día, se decidió. Empezó temprano, en un horario general suyo que, desde fuera, podía parecer insólito, excéntrico o de cualquier color esdrújulo similar. Viérais los pormenores del prólogo: la bolsa precavida -para el almacenaje de los residuos- con la caja de cartón propia de los marineros animalitos a despojar de su armadura; el cálculo esotérico del período descongelante; la inmersión aterradora de los dedos (y, peor, las uñas) en las anfractuosidades insoslayables y por completo contrarias a sus escrúpulos de cocinero y comensal, rebelde a toda interpretación psiquiátrica y sus posibles tratamientos.

Con atención relativa, tenía tomada nota del método y los ingredientes: aceite de oliva virgen extra, ajo (que desde luego no sería otro que la variedad del triturado en bote, imagínate) guindilla (cayena) y sal a ojo. El recipiente: cazuela de barro, directa sobre el fuego, bandeja de madera para el aterrizaje y, muy a tener en cuenta, dos de esos cuadraditos de tela “gordita” (desconozco su preciso nombre) para atrapar la cazuela antedicha por sus “orejitas” laterales.

 

No os abrumaré con la zozobra, el desequilibrio hormonal que, es de temer, haya provocado el lance; con la subida de la bilirrubina, de la añadida hipertensión…

Los hipócritas declaran que “no le desean a su peor enemigo” según qué suplicios. Son tartufos de quienes la gente de bien debemos discrepar.