lunes, 28 de febrero de 2022

Experimentos

 

No hay mayor motivo para denostar la pulsión investigadora, el afán por experimentar que encontramos a menudo en las diferentes manifestaciones del arte. Cuando ello es virtud, implica saludables avances y, de camino, es buen antídoto contra las rutinas.

También cabe respetar a quienes consideran que esas derivas no tienen carácter obligatorio y que, en ocasiones, valen como pretextos para el escurridero del “gato por liebre”: no hay más que asomarse a ARCO.

Así que corre el rumor de que Rosalía proyecta presentar ahí su nueva entrega que, con el título ya indicativo de “Chicken teriyaki”, es otra muestra del rumbo con el que (acaso guiada por las malas compañías) intensifica ardorosamente la vertiente más vulgar y poligonera de su presencia en el mundo del espectáculo, querencia por cierto para nada inédita en la carrera de esta intrépida criatura.

A día de hoy, cuando por encima del bien y del mal ya es una ternera sagrada, es posible que le traiga sin cuidado cierta desbandada entre los defraudados seguidores. Que siempre quedará la legión de incondicionales aunque tengan que tentarse la ropa a la hora de llamar música a este y otros experimentos que su asiento tienen entre el desconcierto y el terrorismo “cultural”.  

domingo, 27 de febrero de 2022

Quae ab domo

 

No discuto su mejorada eficacia; ni su poderío tecnológico, de clara ventaja en comparación con sus antecesoras. También podría llegar a admitir la puesta al día de su diseño.

Y no quiero omitir, por otra parte (que sería un descargo inmerecido), la consideración neutral y evidente de su mayor peso y proporciones.

Descrita así, someramente, su realidad, un extrañamiento que no hemos superado, y que me produce un solapado sentimiento de fría distancia, dificulta lo que sería una cooperación plena, deseable.

Lo que reconozco que me induce a espaciar nuestros encuentros, a desentenderme un poco de ella es sobre todo el laberinto sinuoso, que las facultades de mi comprensión repelen, con el cual hay que sustituir la bolsa interior que almacena el polvo, las insidiosas pelusas, etc. Lo he examinado con cautela y, quién lo diría, no tengo palabras.

 

En todo caso, después de estos dos años, me niego a calificar con el manoseado tópico del “amor/odio” la conflictiva tensión que, en el agitado seno de esta convivencia con altibajos, establecemos a dúo mi aspiradora y yo.

sábado, 26 de febrero de 2022

A la muerte de Gary Brooker

 

En aquellos años, que ahora vamos creyendo irrepetibles por la belleza y abundancia que mantenía a la música joven en estado de gracia, todavía fue grande el impacto que nos causó la blanca palidez de Procol Harum.

El texto de la canción ofrecía un misterio de palabras bien escritas, sugerentes de interpretación de varia lectura; la voz (recientemente silenciada) del cantante era cabal en timbre, en matices de sobriedad deliberada, como hecha de encargo para aquella línea melódica que nos entraba como una carga de profundidad, como una semilla de nostalgias de efecto inmediato y, luego se vería, ineludible en el tiempo. Y envolviéndolo todo, aquel sabio acierto de beber en las fuentes sagradas de Bach, que hizo del memorable acompañamiento de órgano una hermosa vestidura inesperada y admirable, concediendo a la canción el mágico poder que sella su vigencia.

 

-Y entonces, lo de ahora…

-Un timo de niñatos.  

viernes, 25 de febrero de 2022

Por mucho vodka que se haya echado al coleto,

 

no parece que el gran jefe ruso se haya vuelto loco sino que tiene muy malísimas pulgas.

Y un pavoroso estilo de matón. A gran escala, en su caso. Pero conviene tener presente que los matones (que de eso hay también por aquí) funcionan así. Desde los broncos “hooligans” hasta los pistoleros del tiro en la nuca, los narcogángsters de la escuela histórica de Escobar, Ochoa y Lehder, y sus émulos recientes, pasando por los energúmenos vociferantes que exhiben ciertos delirios para susto nuestro y para la vergüenza que nos toca cada vez que, como el miedo acobarda, cedemos terreno ante los criminales y sus salvajadas.

Lo que sí está asegurado es que, por ese camino, se va derecho al abismo; al más redondo y garantizado de los fracasos.

 

Así que vamos viendo. Putin & Cía: son los mismos soviets, los comunistas sin despintar. Los de siempre. Y también, monísimos, los enanitos retorcidos que van de equidistantes tibios, de boquitas fruncidas con el buenismo falsorro de los chungos.       

jueves, 24 de febrero de 2022

Mientras empiezan a zurrarse en la nueva guerra

 

La propia identidad, ¿es ese espejismo de creer que uno prosigue sin casi novedades? ¿De sentirse, igual que antes, apuntalado de modo ilusorio por los recuerdos de andanzas pasadas? ¿De saber que mi DNI es el definitivo, según me previno la funcionaria que, en su día, me “atendió” con el típico tonillo admonitorio y medio condescendiente que caracteriza a la gente de su gremio?

 

Cuando niño, éramos tan pocos de nombre Rodrigo, en la España de entonces, que con asombro supimos de un señor de Córdoba que andaba haciendo una especie de estadística o recopilatorio, y por el momento (ese momento) nos contaba apenas con los dedos de una mano, incluyéndose él mismo.

La propia identidad, ¿es también ese nombre, la histórica y fiel adhesión como cliente del Sanatorio*, el cariñoso barrilito de “oloroso Irene”, deudo del mismo, la zurrapa de lomo nuestra de cada día?

¿El hombre que creo parecer? ¿O el abuelete que insiste, a través de 32 años ya, en el riego de su jardín, contra el sedentarismo que sabemos, y al que quien pasa observa vestido de “chándal” y tocado con una gorra de capitán de navío de carnavales?

¿El que sostiene ritos y pareceres, cada vez más descolgados con honor de modas y modos predominantes?

A ver si resulta que va a ser un cuento eso de la propia identidad.

 

*Bodegas en Chiclana de la Frontera.       

miércoles, 23 de febrero de 2022

Flecos de la resaca

 

La imagen, siempre es la imagen, con su indiscutible poder de influencia, de evocación después. Vaya, lo que entra por los ojos, porque seguramente es la vista el más importante de los importantes cinco sentidos.

La salida de Casado del Congreso hoy (con un claro e inmediato color de elegía) ilustra y define cómo pasa, pasamos su página. Sin ser peor que otros, y mejor que algunos, puede que su tibieza ocasional, sus visibles titubeos para ser de derechas pero no tanto, para sumarse a varias modas ideológicas “convenientes”, hayan sido no poca parte a su desautorización y a su descrédito.

 

Todo apunta a que le sucede Feijóo, político respaldado por victorias electorales reiteradas, gestión experimentada y aceptable en Galicia y aura de merecido respeto y de madurez personal. Convendrá que todo eso se le reconozca y valore sin ambages y sirva para aunar adhesiones. Porque los navajazos, o sus amagos, sólo lleguen de los opuestos y no de los afines.

 

De las primeras cosas que ya le cuestionan es lo que hará respecto a VOX. Con modestia, varias premisas para considerar:

1: Los más interesados, sobre todo ellos, nos predican con insistencia las ventajas (bastante dudosas) de la democracia. Pero bueno, va.

2: Aceptada ésta, los votos sumados y, si se encarta, alguna componenda legal deciden los gobiernos.

3: El llamado “cordón sanitario” contra VOX sólo demuestra la impotente inquietud y el cabreo de los que pretenden en vano ignorar los votos que, en aumento, respaldan al equipo de Abascal.

4: Equipo que, en rigor, parece mucho menos “apestado” que otros que chillan y rechinan dentro del Gobierno actual, con la admisión de nuestra tan recomendada democracia.

5: Así que el atolladero que le perfilan a Feijóo es otro ejemplo de cómo predicar sin darlo, un siempre puerco “ancho del embudo”. Como se dice ahora, un embudo 2.0.

Sin conclusión de momento, hay que preguntarse si nunca nos hartaremos de marrullerías.

domingo, 20 de febrero de 2022

Tocar madera

 

Lo que la envidia de los mediocres jamás perdona es que el mérito y la excelencia destaquen en quien sea.

Lo que la vulgaridad detesta es la buena educación que se nota en quien sabe expresarse eligiendo bien y sin esfuerzo las palabras para un decir coherente, inteligente, lúcido, y todo ello con sosiego en el tono, sin descomponerse aun en la crítica o la denuncia de mayor contundencia.

Lo que el atávico, rancio y torpe odio de clase no tolera es un origen aristocrático que, como cualquier otro, toca por casualidad, y del que ni para bien ni para mal se puede hacer causa.

Lo que los ejemplares más rudos y cafres de “machote” (que los hay hombres y también mujeres) padecen atormentados es la superioridad manifiesta de alguna mujer.

 

Así que, Cayetana, no te descubro nada en el erizado calvario que te construyen tus enemigos; incluso cuando se disfrazan de sólo adversarios.

A restañar te queda -y no dudo de que ya estarás en ello- esa grieta de ingenuidad que enseña tu entereza, al declararte sorprendida de que te disparen desde tus propias trincheras.

A mí, que eso hace tiempo que me lo sé, no me queda más que tocar madera para que no desmayes, que seguramente es mucho pedirte, y para que sigas siendo un clavo, nunca ardiendo sino del mejor y más firme e inoxidable material, al que poder agarrarnos.  

sábado, 19 de febrero de 2022

Un texto con puntos y comas; y el refrán de San Martín

 

Lo incomprensible, lo inaceptable es que durante tantos años todos pudieron verte la cara de canalla, con un dejo de chulería, de provocación insolente; escucharte de seguido la demagogia verbal, los argumentos venenosos y estructurados con groseras manipulaciones; y que todos, o los más -muchos más-, dieron por buenos tus desplantes, tus maniobras mentirosas alternadas con amenazas; y, abdicando de toda inteligencia, te concedieron un crédito por demás inmerecido, mientras omitían cualquier escrúpulo que al menos hubiese puesto en cuarentena tu miserable, criminal patraña.

 

Si ahora, 20 años después, te desmontan la trama y asoma la bajeza de tus más próximos, pringados cómplices; incluso si eso lo hacen los mercaderes macarras del morbo travestido de espectáculo; si, al final y de resultas, se te tuerce más el carro y una carambola te metiese en chirona una temporadita…

¿Cómo era el refrán ese de San Martín?        

viernes, 18 de febrero de 2022

Una variedad del harakiri

 

La torpeza y también las malas pulgas que dividen y enfrentan, unos contra otros, a los jefes del PP harán muy difícil que lleguen a ser la alternativa urgente y necesaria para impedir la ruina que perpetran Sánchez y sus compinches contra “este país”, como éstos le dicen.

El público contempla con ánimo desengañado la evidencia de que la política que en la actualidad se practica por diferentes bandos en España (que son las habas que más nos afectan) parece un charco de agua sucia, sólo útil a los malos bichos que en ella chapotean.

El ejemplo de este barullo del PP (de esta gran cagada) no encontrará explicación que valga ni salida convincente.

Me atemoriza la sensación de que no tengamos alguna posibilidad, aunque sea justita, para la decencia.

jueves, 17 de febrero de 2022

En la burbuja

 

Habitante indiscernible de la cápsula acristalada que supone el porche transitorio hacia el jardín que se abre al mar, ralos y desocupados transeúntes que en sí mismos carecen de explicación fuera de temporada, podrían hacer cábalas, siempre desorientadas, acerca de su origen, permanencia, no debelados fundamentos y propósito, cuando de soslayo, sin que tampoco importe a su curiosidad, lo observan anclado en la voluntaria sugestión náutica de eclécticas, indiscriminadas, fagocitadoras lecturas de la más variada condición…  y encima que a esas deshoras, que ya te digo yo que eso cómo va a ser, a ver, ni quién lo entiende; pero lo que es ahí, que parece que ni se moviera, se le amontona el tiempo, un tiempo como hecho de cormoranes, de camarones, de piedra ostionera, de… a ver si tú me entiendes: como…

… un átomo central y paradojal/contingente de un modesto cosmos alternativo, arduamente elaborado, demorado, transmigrado y transido de ráfagas de esa conciencia más alterada que un pentagrama que hiciera su deriva de fantasía intermitente, flecos y flores del insomnio y de los sueños, brumas del recuerdo inseguro y a ráfagas, y cautelosamente procura establecer una relación entre el presente que de inmediato ya se está desvaneciendo y el incierto futuro, ése, aleatorio, cuyo telón final sólo el Destino conoce, con sesgos de secreto marinado a lo hondo como un “bienmesabe”, una incertidumbre ajena a toda consideración…

-¿Se te está yendo la cabeza?

-Menos de lo que imaginas.

miércoles, 16 de febrero de 2022

El as del bricolaje

 

Afirmar que también son escasos mis conocimientos relativos a la “fontanería aplicada para jardines” es una misericordiosa mezcla de metáfora, circunloquio y eufemismo poco realista.

Esta y otras mañanas, para suplir la lluvia que no llega, reanudo el riego más o menos periódico del gramón y los arriates. A tal efecto, dispongo de una manguera algo menos veterana que los años de mi vivir aquí que, tiempo atrás, ya incorporó dos reparaciones sobre sendas fugas.

Era yo a la sazón feligrés decidido de Baco y ello me aventuraba a la valentía de soluciones casi profesionales que consistieron en piezas de empalme a rosca que la ferretería, hoy extinta, de la zona me proporcionaba previo pago. No descarto que aquí ya se haya comentado un episodio en esa línea.

Y cuando ahora, que la mayor edad y la condición neoabstemia arrinconan mis atrevimientos, he optado por frenar dos recientes puntos en los que el agua indebidamente brotaba, disponiendo, a guisa de vendas, de secciones de cinta hasta cierto punto adhesiva, compruebo la presentida ineficacia del recurso.

-Te está quedando largo el párrafo.

-Lo sé; ¿qué te crees, que no me doy cuenta?

 

Con alarde imaginativo concluyo permitiendo que las todavía pequeñas fuentecillas o surtidores resultantes permanezcan haciendo las veces de aspersores automáticos, espontáneos, complementarios.

En la “urba” se rumorea que soy el as del bricolaje, aunque creo percibir un deslizante matiz de ironía, que no alcanza a velar una inapelable desautorización de mi arte.    

martes, 15 de febrero de 2022

Clamores

 

-Estoy preocupado.

-¿Y eso?

-Se alzan voces consternadas, clamando ante el cataclismo que vendrá si los mozos de lo que llaman la ultraderecha (VOX) entran gradualmente a gobernar mediante coaliciones y similares.

-No hay qué temer. Si hemos transigido con que ya estén gobernando, por ejemplo, los discípulos tardíos de Stalin y/o Maduro, los pistoleros vascongados reciclados y los sediciosos del separatismo catalino, etc… si hemos podido con eso, podremos con lo que se tercie.

-¿Tú crees?

-Ya te digo. Y cuando escuches lo del incremento en la polarización de esta doliente España, no olvides que tenemos muchos aficionados al aspaviento; y otros tantos trileros del ancho del embudo y la variable vara de medir. Así que no te apures y fíate de Tezanos, que es el que sabe.  

domingo, 13 de febrero de 2022

Fue de esa manera

 

Puede que quede todavía en pie alguien que me secunde en estas líneas, alguien que pueda afirmar con verdad “yo viví aquello y fue de esa manera”.

Curioso que el padre, gitano y anticuario, me creyese el más maduro y formal de aquel quinteto de quinceañeros, guiado acaso por mis estudios de formación en el Conservatorio* y el aparente aplomo juicioso de mi seriedad tímida. Así que medio me encargaba no sé si aconsejar, supervisar o moderar el rumbo de su hijo que ya nos sacaba pronta ventaja a todos en el estreno de la carne, con alguna profesional del callejón de atrás.

Pero había más: con mi daltonismo de toda la vida, la otra niña de los ojos de aquel señor era una premonición de Romero de Torres, verde oliva, miel de caña y café, por la piel y la mirada y la eclosión generosa de sus trece años. Eso y la melena azabache sobraban para cargar de electricidad el aire alrededor de los alevines de músico que éramos.

Que de ahí no iba a pasar, de destilar un saludillo, alguna sonrisa suelta que jamás podía eludir la vigilancia con rigor de serrallo, inexpugnable noli me tangere, de que padre y hermano la rodeaban.  

 

Para remover las cosquillas y el revuelo de tales sonidos y resplandores, a veces basta con volver a dejarse discurrir, 60 años después, por la calle Hernando Colón, de espaldas a la Giralda.

 

*Lo han rebautizado luego y no me sirve así. Prefiero que para mí siga como el Conservatorio de Música y Declamación, que entonces regía D. Norberto Almandoz.

sábado, 12 de febrero de 2022

La intacta terquedad del refranero (apócrifo)

 

Con imperdonable olvido, la cobarde “corrección política” había descuidado el asunto. Y ahora, la cansina legión de sus acólitos subsana tal carencia con apresuramiento vertiginoso y escrúpulos de exactitud semántica, semiótica y lo demás que se les pueda ocurrir.

Seguro que los propios nominados prefieren seguir acogiéndose con rebelde orgullo a la marca original, ya acreditada en el ramo y por la que son ampliamente conocidos. Pero se impone el rigor y las “ágoras” de la información y de los arrepentimientos buenistas se vigilan para que la rectificación actual se extienda cuanto antes.

 

Así que no pasa nada si continuamos mal-diciendo Latinoamérica en vez de Iberoamérica, que eso seguirá sin sonrojo; pero se acabó lo de las bandas latinas.

Porque como parece que ya las integran tanto oriundos “de allá” como, por desgracia y poco a poco, indígenas “de acá” y, otro sí, jovenzuelos “de segunda generación”, se exige adaptación neoconversa y sobre todo una esponja áspera y contundente que borre esta próxima “memoria histórica”, los muy recientes orígenes y procedencia del fenómeno, su filiación inocultable, el preciso alarde indiciario de su “santoral” lumpen. Qué bonito.

Luego queda la intacta terquedad del refranero: aunque la mona se vista de seda…. peor “pa” la mona.

-Y “pal” zoológico.

-Ecco.

-¿Y no andaban tan preocupados los ecologistas con el control y la erradicación de las especies invasoras?

-Pues ya ves.   

viernes, 11 de febrero de 2022

Noel,

 

impertérrito doncel

asequible al desaliento

(según nos canta en sus cuentos

de frecuentes contenciosos

con la común soledad),

es no obstante correoso

y animoso timonel

de una barca personal

que, contra el respaldo escaso

que en estos tiempos reciben

quienes en decente escriben,

no abandona el redondel

y duro cual pedernal

en batalla desigual

lidia su histórico toro.

 

Y persiste

con denuedo hispanomoro

en canciones de estructura

y de genio y de figura

y oficio garantizados

que, si otros fueran los hados,

versiones de mercader

multitudinario al uso

les harían florecer

derechos de autor profusos.

 

Se ve que impide su casta

sucumbir a la erosión

que a tantos otros desgasta.

Y conserva la ilusión

aunque a veces se pregunta

qué pasa a los conocidos

que parece que a peor

fueron idos.

Con perplejidad adjunta

analizábamos trances

hace tiempo compartidos.

¿Y es hora de hacer balance

de esas palmas que, remisas,

descienden de los tendidos?

jueves, 10 de febrero de 2022

Resulta muy difícil,

 

cuando se es juez y parte,

esquivar la soberbia inconveniente

de los impresentables “chovinismos”.

Así que admito paladinamente

que no serás la única

en cuya seducción y fermosura

reverentes caemos;

que otros burgos también serán motivo

de encanto y otros dones singulares.

 

Pero esa perspectiva de tu torre

(al salir del palacio/restaurante

que borda en filigrana el bacalao)

después de estos tres años de no verte,

me deja conmovido, sin palabras:

airosa y elegante en las hechuras,

los relieves, la valiente firmeza

y los demás elogios que no encuentra

-no quiere ser prolijo-

este rendido hijo

a tu gloria, tus olores y piedras,

tus luces más complejas y sencillas,

Sevilla.

miércoles, 9 de febrero de 2022

A guisa de despedida

 

Murió Mónica Vitti, el otro día.

Y en esta fantasía

de Ucrania + pandemia

donde el ruido permanente apremia,

la noticia sonaba entre neblinas

de tanta gloria olvidada y dormida

contra los culebrones/cartulina

de los divorcios, cuernos y embestidas.

 

(Parece que fue ayer, el siglo XX…)

En el friso de italianas bellezas

que sin cesar poblaban las pantallas,

hubo un misterio de delicadeza

en tu raro mirar: una atalaya

de tierna o seca o qué fragilidad.

 

A salvo tu mentira o tu verdad,

otro arañazo asola la memoria

de lo que fuimos y que el viento borra.

Mónica, no merece

este mísero tiempo de cotorras

la sombra de tu cine y de tu historia.

martes, 8 de febrero de 2022

Un pulso con la sartén

 

Atrevimiento inaudito fuera por mi parte pretender la equiparación de mis experimentales avatares con las hazañas admirables de Blas de Lezo, pongamos por caso.

Porque mi indecisión ya me impele a descartar varias veces el propósito, retrocediendo a cautelosas y pusilánimes trincheras en un aplazamiento que los días prolongan.  

Y luego, sobreviene un instante de crispación, una epifanía que dispara los resortes de mi relativo arrojo, aunque de relieve nunca sea muy allá, de todas formas.

Ahí blindo mi ánimo, de valor hago acopio y enfrento a pecho descubierto el incierto Destino y sus escarmentadoras lecciones.

 

Con arritmias cardiacas de preaviso, reproduzco el método, que las modas de hoy prefieren “protocolo”: os eximiré de los detalles, de los sobresaltos que esmaltan el desarrollo de ese acontecimiento al que me acerco (Dante en cualquier círculo infernal) y que con fatalidad inexorable reproduce mi personal formato de tortilla de patatas.

Si Ud. la viera, “con crítica parcial, con ánimo sutil”, se sentiría de inmediato solicitado por la evocación de esa imagen fantástica que de los platillos volantes obra ya en nuestras familiarizadas mentes.

Cuando, superado el momento de la verdad en que me expongo a darle la vuelta implacable y la deslizo de nuevo, y por la segunda cara, en la sartén… contemplada de cerca, la última frontera de mi sorpresa queda en suspenso, un momento antes de catar el místico redondel y descubrir (con regocijo o con desazón) el azaroso punto de cuajado que me depara esta singular aventura.

Como epílogo, establezco una pausa considerable que reagrupe, que recomponga, en lo que cabe, las extenuadas neuronas supervivientes.

lunes, 7 de febrero de 2022

"El cojito"

 

Ya es día claro, ahora que es febrero

y encuentran sobre las ocho y media

puntualmente servido el desayuno.

 

No como a la tarde, que describen

-contra la puesta de sol-

en asombrosas, acompasadas evoluciones,

el ballet que dirige un guía

al que sólo ellos perfilan como tal

y al que secundan.

Son menos numerosos ahora que llegan

y sin necesitar orden ni concierto

descienden y se entrecruzan,

cada uno picoteando lo que puede

del pan de molde que para ellos troceo

a tabla y a cuchillo.

 

Los contemplo sentado, que es frase que resuena;

y aunque admito

lo indistinguible de su serie,

uno hay que ha perdido una pata

(quién sabe si en un lance de amor apasionado

a cuyo premio accedió, vencedor de una contienda entre rivales)

y que aterriza con un propio estilo

que imita sin conocerla

esa habilidad admirable del colibrí,

cuando permanece en el aire unos instantes

previos al objetivo.

(Lo mismo que esos helicópteros más modernos

que los ingenieros perfeccionan para la guerra.)

 

-Vaya.

-Eso.