Con
imperdonable olvido, la cobarde “corrección política” había descuidado el
asunto. Y ahora, la cansina legión de sus acólitos subsana tal carencia con
apresuramiento vertiginoso y escrúpulos de exactitud semántica, semiótica y lo
demás que se les pueda ocurrir.
Seguro
que los propios nominados prefieren seguir acogiéndose con rebelde orgullo a la
marca original, ya acreditada en el ramo y por la que son ampliamente
conocidos. Pero se impone el rigor y las “ágoras” de la información y de los
arrepentimientos buenistas se vigilan para que la rectificación actual se
extienda cuanto antes.
Así
que no pasa nada si continuamos mal-diciendo Latinoamérica en vez de
Iberoamérica, que eso seguirá sin sonrojo; pero se acabó lo de las bandas
latinas.
Porque
como parece que ya las integran tanto oriundos “de allá” como, por desgracia y poco a poco, indígenas “de acá” y, otro sí, jovenzuelos “de segunda generación”, se exige
adaptación neoconversa y sobre todo una esponja áspera y contundente que borre
esta próxima “memoria histórica”, los
muy recientes orígenes y procedencia del fenómeno, su filiación inocultable, el
preciso alarde indiciario de su “santoral”
lumpen. Qué bonito.
Luego
queda la intacta terquedad del refranero: aunque la mona se vista de seda…. peor
“pa” la mona.
-Y “pal” zoológico.
-Ecco.
-¿Y no andaban tan preocupados los
ecologistas con el control y la erradicación de las especies invasoras?
-Pues ya ves.
No hay comentarios:
Publicar un comentario