-Quizá en los “films” de estos pasados
años
se hacía un ensayo, una premonición,
un sondeo de prueba “a ver qué pasa
dándole
curso a este plan tan cabrón”.
Y circulan sumarios embusteros,
teorías de la conspiración,
avisos que por grados nos amoldan
a ¿resignarnos? con la situación.
Porque ahora, ya ves, estamos todos
a la máscara infame sometidos,
porque un barniz de miedo han instalado
que paraliza los cinco sentidos.
Sobre el Apocalipsis inventaron
los guionistas macabras ideas
y el morbo público, sugestionado,
se ha obligado a “bailar con la más fea”.
-En este último verso me parece
que un dejo de machismo has deslizado.
-Es un lugar común. De meapilas
es fingir un melindre consternado.
Así que no interrumpas: lo que digo
es que hay un velo espeso de mentiras,
de cuentos chinos y de propaganda.
¿Quién manda desde atrás
a los que nos creemos que nos mandan?
¿Qué maniobra nos han diseñado
con esto de querernos encerrados,
vigilados,
considerablemente acojonados,
malgastando la vida que nos queda,
desconfiando ya de las promesas
de unos iluminados
cuyo señuelo (que siempre difieren)
es el día de levantar la veda?