Ninfa flotando, temeraria, al borde
de concentrado y tóxico avispero:
el runrún enemigo y monocorde
que entonarán los falsos hechiceros,
te embestirá con afiladas lanzas,
con denuestos y chanzas,
y en destrozar la intención de tu canto
y buscar el quebranto
que cunde, clásico, en los derroteros
de esta tierra de celtas y de iberos,
se empeñarán con máximo denuedo
las izquierdas toreras de este ruedo.
Con más inadvertencia que inocencia
propones tu especial iniciativa
y a nuestra noble y musical Cadencia,
tu letra personal y alternativa.
Ni en contra ni a favor
del literario mérito posible,
de estilo acaso un tanto incompatible,
se muestra partidario de ese honor
el Hipocampo en su modesto acuario.
Y en todo caso, Marta,
suerte y salud desde tu campanario.
En diversas y anteriores ocasiones se ha procurado asentar un texto cantable sobre la música de nuestro Himno, con resultados mayormente insatisfactorios. Ahora, la Sánchez nos ofrece, a tal
efecto, su letra que (aunque en alguna sílaba no termina de encajar su acento con el de las notas previas y por lo tanto imperativas) refleja sentimientos de amor patrio y legítima añoranza, los cuales compartimos con fluidez los españoles que no andamos envenenados por serlo, y aun reconociendo nuestra condición, tan "especialita".
Luego está la interpretación vocal, que no ha renunciado a inflexiones, glisandos, casi fermatas que son características del estilo de la cantante pero que demasiado tergiversan y entorpecen la línea melódica original, alejándose de ella.
Así que habrá que volver a la casilla de salida. Y considerar que tal vez, en este caso, las palabras son innecesarias.