Ese ceño fruncido, de asesino,
y esa mirada que advierte puñales
son, de momento, las armas fatales
con las que el pertinaz mosso excedente
amenaza y, al enseñar los dientes,
defiende en los presentes carnavales
la casita especial del "inquilino".
Así se tiene a raya
toda la bulliciosa faramalla,
la típica conducta impertinente
de los reporterillos impacientes,
con su torpeza de no hacer distingos
(ni siquiera en domingo)
entre cotillear al "famoseo"
y el fisgoneo al reo/presidente.
La renta mensual del dicho inmueble
se estima en cantidad nada modesta.
Los que pagan la fiesta,
¿han incluido en ese dineral
un presupuesto claro e indeleble
que, mientras blinda al "ilustre" vecino
con su siesta de horario vespertino,
también ordene el trámite y la gesta
del tropo caza al corresponsal?
Ya veremos qué pasa,
en lo que el frío hace tabla rasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario