Supongo que el reclamo de las numerosas nominaciones que vaticinan el éxito de "La forma del agua" ha debido ser la causa de que el público, en la matinal de este domingo, fuera inusualmente nutrido. Y desde luego la película contiene elementos que con seguridad lo justifican.
El Sr. Del Toro, cuya trayectoria es notable, toma el mando en los aspectos más relevantes de este cuento hermoso e inquietante, que encantará a los ecologistas y a los que no lo sean, envuelto en imágenes, sugestiones, fantasía y otros méritos que, mientras retratan comportamientos y personajes que nos van señalando puntales notorios (desde el sórdido egoísmo materialista y depredador al delicado y aun erótico/onírico romanticismo), nos hacen llegar, entre los bellos temas musicales de acompañamiento, a la frase que cierra la historia del sireno y su chica, con unas palabras en la voz del relator que calarán -- más vale que sea así -- en la sensibilidad que nos queda a los espectadores.
Porque las entretelas del corazón también están para ser tocadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario