Qué pena que Barcelona
a este paso no será
archivo de cortesía
como Cervantes decía.
Porque si sus moradores
consienten que a la Corona
sus horteras regidores
-- aunque en vano,
entrambos un poco enanos --
procuren desaire hacer
con modales de fregona
que no hay nada más que ver,
no podrán llamarse a andana
si a través de la ventana
las empresas más traviesas
se han ido al amanecer.
La alcaldesa y don Tancredo,
de profesión sus enredos,
han lucido una bajeza
disfrazada de firmeza,
boba y reivindicativa;
y en la torpe negativa
sus fugitivas excusas
eran difusas chapuzas.
En fin, que la educación
ha brillado por su ausencia
en la postura inefable
de esos dos impresentables:
un rotundo colofón
de su estricta incompetencia.
Esa a la que dicen Ada,
ResponderEliminarsegún credo,
en verdad es Inmaculada.
Y Don Tancredo...
Rogelio lleva de gracia.
¿Habrá algo más celtibÉro?
....
La palurda aristocracia
oliendo sus propios pedos.
Pionono....
ya no aguanta su falacia