miércoles, 31 de enero de 2024

"Milady"

 

Según lo previsto, y como segunda parte anunciada de su predecesora, nos estrenan esta cinta que prosigue con las variaciones, fieles o caprichosas que sean del texto original, que continúan dando de sí las andanzas de los mosqueteros y demás personajes que escribiera Alejandro Dumas en su famosa novela.

Y no desmerece en absoluto: realización, fotografía, música, vestuario verosímil (como en la anterior), localizaciones y efectos sonoros, muy bien resueltos. Hasta la colección de armas y más aún, de los caballos elegidos para la ocasión, subrayan el empeño que sus artífices se han esmerado en poner, al ofrecernos esta versión, dicen que orgullosamente francesa.

Más interesantes en su cometido los actores que ofician del trio (Athos, Porthos, Aramis) que el que hace, un poco soso, de D’Artagnan; muy correctos, los que encarnan al cardenal y los reyes, etc.

Y la Green, cuya elección para el papel de Milady seguramente era inmejorable. Esta actriz, dueña de una mirada paralizante, traslada con propiedad todo el peligro que cabe atribuirle a sus manejos de espía en este espectacular asunto, imprimiendo a sus gestos tan sabia amalgama de cólera, ferocidad y perversión que no hay más que pedir.

Quizá el probable éxito -incluso de taquilla- de esta producción sea el tentador motivo para que, al final, la peripecia se atreva a entreabrir una eventual tercera entrega que corre el riesgo de empachar, de puro reiterativa. ¿Lo considerarán?  

jueves, 25 de enero de 2024

Cuando nos vendieron

 

los aires de saludable cambio que, muerto el Generalísimo, esperábamos como agua de mayo, con ansia ilusionada, el periódico llamado “El País” sacó pecho y alardeaba de que iba a ser la alternativa moderna (¡!) que convenía a los tiempos que, con la inaugurada democracia (¡!), empezábamos a construir, a vivir y a explorar.

Como el refrán (dime de lo que presumes, etc.), los sucesivos meandros de su recorrido han puesto sobradamente de relieve cuánto tenía de farol aquella tremolante, y luego descompuesta, oriflama.

Descendiendo por una escala de pringue y arrodillada sumisión, ya hace años que parece casi nada más que el estentóreo y vulgar altavoz del circo de feriantes cuyo remolino de detritus agita el aprendiz de brujo.

Un reguero deleznable de arbitrariedades sectarias caracteriza al “País”. Ni única ni última, ahí tenéis la expulsión (con hipócrita vestidura de rescisión contractual) de Fernando Savater, con la que esa suerte residual de panfleto acredita de nuevo su vocación de “gastrobar” hortera: ínfulas y oropel.  

sábado, 20 de enero de 2024

Así es, Don Carlos

 

Si nos dejamos tentar un poco por la retórica, o por mejor decir, por un glorioso énfasis en los términos, cabe seguramente calificar de “gesta” el triunfo que (¡por cuarta vez, nada menos!) acaba de obtener Carlos Sáinz en la prueba del DAKAR.

A mí, que tengo planteado un contencioso particular con la arena, me parece de mucho mérito que este piloto -considerablemente de edad ya madura, aunque sea un mozo todavía, si lo observo desde mis años- nos demuestre el vigor, la preparación, el ánimo indesmayable y las demás facultades o virtudes que le asisten para un pulso tan descomunal con las gigantescas y problemáticas dunas de carácter profesional que se le oponen en esa competición y que, avezado luchador, consigue dominar.

Arrostrando incomodidades sin cuento y plantando firme cara a semejante, peligroso palizón, a este hombre, a este ejemplo para conductores deportivos del automóvil, debemos nuestra admiración y nuestra enhorabuena.

Así es, Don Carlos.                

viernes, 19 de enero de 2024

El temporal de este enero

 

Infinitos instantes que vivimos, entendemos sucesivos (casi imperceptibles porque suele faltarnos la reflexión sobre su realidad) nos construyen el Tiempo que transcurre. (Es preferible escribir transcurre que escribir fluye, que puede quedar cursi, más pasado de moda que el miriñaque.)

Y por más que se han formulado teorías acerca de que, operando en “universos alternativos”, existen “tiempos” simultáneos, éstos parecen de problemática explicación, no digamos ya demostración válida o suficiente.

Desgajados así tales instantes, el misterio que asoma de inmediato puede ser su imposible cuenta, y más, su incierta y azarosa interrupción en la vida de cada uno: por sorpresa, no de verdad inesperado, que ya sabemos lo que hay, pero con el estilo que dramáticamente llamaríamos “a traición”, ¿cuál es el instante que va a señalarnos el descarte personal que se nos reserva? ¿Podría suceder, por ejemplo, entre dos gestos cotidianos, triviales, como abrir la ventana para ventilar la cocina y encender una lámpara?

Subdivididos los instantes hasta lo vertiginoso, hasta lo inverosímil, ¿puede haber un final en la fracción de instante que impensablemente se da para que el espejo nos devuelva la imagen que acabamos de ofrecerle al colocarnos delante de él?

 

-¿Y esto se te ocurre porque, sentado en el sillón del porche, andas mirando cómo agita el viento los árboles de enfrente?

-Supongo.              

miércoles, 17 de enero de 2024

Ya sé que ando desaparecido

 

Desde luego, resuelto -como me propuse meses atrás- a no mirar en lo posible las porquerías que la casta política incesantemente perpetra con pretextos ideológicos de índole variada y casi siempre inservibles. Desde luego, enclaustrado en parte mientras el ruido y las boberías rutinarias y reiteradas de los ritos navideños y del cambio de almanaques han vuelto a aturdirnos.

Hastiado de los “convenientes” embotamientos y socaliñas, de los anzuelos y las doctrinas con que nos/os van manipulando; básicamente, harto.

Por si a alguien le interesa, esta os ofrezco a modo de explicación y cortés excusa.

 

Atracones de lectura, un par de incursiones por las agotadas salas de proyección (“El rapto”, “El protector”). Poco más que comentar, atónito con las barbaridades y las horteradas que nutren los espacios de televisión.

¿A nadie le suena a trampa programada? ¿A desgaste deliberado, a gota a gota (malaya) de la más cutre y pérfida anestesia?

¿Hay que seguir tal cual, cómplices acobardados del engaño?

martes, 2 de enero de 2024

¿Empresarios arbitrarios?

 

No contento con subir de modo permanente “los precios galopantes de sus cosas” (el zumo de naranja con pulpa va camino de ser un inalcanzable elixir), el señor Roig, con modales de autócrata redomado, ha dado orden de retirar de las estanterías de sus supermercados los productos típicos de navidad, mantecados y así.

No imagino dónde puede haber leído esta criatura que el 2 de enero es ya una fecha impropia para que los aficionados insistamos en esas delicias favoritas de nuestra tradición. Y desluce mucho esa vitola, esa aureola que le anduvieron poniendo cuando la pandemia, de casi benefactor público, siendo en realidad y solamente un mercader más, un empresario más, a lo suyo.

Su habilidad como hombre de negocios está fuera de duda. Como también que un inversor de lo que sea pretende ganar dinero. Eso es así. Y no cabe entenderlo de otra forma; ni caben las protestas demagogas, hipocritonas que tan a menudo se formulan, si admitimos esta “democrática” libertad de precios de este tramposo estado del bienestar, que vaya tela. Porque la libre y salvaje especulación, que es otra manera de no llamar al pan, pan, etc. malamente ayuda a que tengamos un feliz año nuevo, pichones.