Puede que se nos diga
que han cambiado las cosas:
que el impaciente ardor y las pasiones
de aquellos días tan de vino y rosas
hoy son de otro color
en nuestros veteranos corazones.
Que los vaivenes de la convivencia
han dejado sus huellas
entre aromas de mar y de querellas;
que algunos desacuerdos
sembraron vehemente enarmonía
mientras edificábamos la vida,
con más de cuatro y cinco sacudidas
Y sí, ya lo sabemos,
es más, ¿verdad?, lo vimos "de venir".
Y sin embargo ahora
¿no parece, a pesar de los pesares,
que hemos ido aprendiendo a bienquerernos?
(Los pudores, en fuga
y las palabras cada vez más claras,
cuando nos insistimos en caricias
mirándonos los cuerpos y las caras
en amoroso encanto, con codicia),
¿no es que estamos en ello, este momento
mientras afuera, fuerte, suena el viento?
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