Tantas reparaciones han tenido
tu estructural andamio y tu figura
que me sentí incapaz de distinguir
tu rostro en ese rastro de imposturas.
Decir que el cirujano te ha compuesto
con la hebra larga de La Marimocos
es quedarse muy corto en todo esto,
es decir poca cosa y más bien poco.
No te reconocía hasta que oí
que tu nombre de siempre pronunciaban,
porque algún milagroso bisturí
tus facciones de antaño transformaba;
y el leve e inseguro tambaleo
con el que, cauta, allí te sostenías
en tu blanco vestido, era un mareo
de tu ya desFONDAda lozanía.
Hipocampo: ¿Qué fue de tu energía?
Jane: Lo que queda del tiempo y de su espuma.
H: ¿De toda aquella ilustre dinastía?
J: Apenas una bruma...
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