jueves, 10 de febrero de 2022

Resulta muy difícil,

 

cuando se es juez y parte,

esquivar la soberbia inconveniente

de los impresentables “chovinismos”.

Así que admito paladinamente

que no serás la única

en cuya seducción y fermosura

reverentes caemos;

que otros burgos también serán motivo

de encanto y otros dones singulares.

 

Pero esa perspectiva de tu torre

(al salir del palacio/restaurante

que borda en filigrana el bacalao)

después de estos tres años de no verte,

me deja conmovido, sin palabras:

airosa y elegante en las hechuras,

los relieves, la valiente firmeza

y los demás elogios que no encuentra

-no quiere ser prolijo-

este rendido hijo

a tu gloria, tus olores y piedras,

tus luces más complejas y sencillas,

Sevilla.

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