miércoles, 15 de octubre de 2014

Las manifestaciones en HongKong



comportan una peculiaridad, o una dificultad, que cualquiera ya habrá tenido en consideración aunque nadie lo va a manifestar, inhibido el común de los mortales por esa censura pura y dura que significa la melindrosa y afeminada* “corrección política”.
Va ser dificilísimo contar a los manifestantes porque, tan parecidos entre sí, cualquier lectura (que todas van a ser interesadas) tendrá un inevitable barniz, aroma, carácter de “pucherazo”.
Y será, cómo no, un trabajo de chinos.

*(Afeminada nunca fue igual que femenina; repárese en ello antes de empezar a gritar. Y, de todas maneras, creo que los recientes retoques de la cautelosísima Real Academia ya andan extremando sus desvelos para contentar a los más paranoicos.)

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