jueves, 30 de octubre de 2014

Sólo vivimos



Hoy es un día “entresemana”. El domingo que viene, o quizá antes, por la ilusionada impaciencia que conocemos, saldremos juntos a pasear y a recibir la admirada pleitesía de los otros de la cuerda: yo, ufano de tu sin par y no disputada belleza; tú, consciente, dentro de tus limitaciones, de que lucirte al lado de semejante barbudo, añejado entre lentas y veteranas bodegas y entre sueños imposibles y más lentas y seductoras lecturas, no es cualquier cosa.
Pero hoy jugaremos a que tú eres Cleopatra o Mesalina o la emperatriz excesiva de la Madre Rusia y que yo soy tu atento y esmerado ayudante/sirviente/masajista, el cuidador/dominador que va a bañarte morosamente, con detalle y mimo, apreciando y disfrutando otra vez de la sensualidad de tus curvas de extemporánea “vedette”, de tus proporciones generosas, del brillo lúdico que te nace de esa condición que nuestra intimidad atesora y pone de relieve.
Sé que soy mayor, que me demoré de modo imperdonable en acercarme a ti, en conseguirte. Claro que, como cantó con sensibilidad ejemplar Pablo Milanés, “no creo ser el hombre que a cualquier dama asombre, etc.…”. Pero entre mis manías surrealistas y tu motor 1500 c.c. del clásico “Escarabajo” componemos un tándem exótico, infrecuente, y somos la negación, el mentís del adocenamiento.
No es farol: sólo vivimos, mientras dure.

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