A pesar del barullo ordinario aunque
influyente que la rastrera televisión produce, y en cuyo oportunista pedestal
se asienta tu presunta “carrera” de diversificada y exitosa “luminaria”
mediática, no serás nunca, ni de lejos, como los genios múltiples que el
Renacimiento parió, figuras señeras, inolvidables, sino un aprovechado del
“coge el dinero y corre”, espabilado lo suficiente como para sentir la guadaña
de la transitoriedad, la efímera y desvanecida sustancia de tu escaso meollo, y
ponerte a pisar, por ende, el acelerador, todo lo posible, atreviéndote a lo
que se encarte.
Rebatirte, señalar tu notoria falta de
escrúpulos, sería un empleo ocioso y estéril del tiempo que no nos sobra. Ya se
te ve el plumero y la pluma, a partes iguales; y la casualidad de que tu
suerte, que nadie discutiría, ha sido que tu recorrido medrase en estos tiempos
baratos, pedorros, de todo a cien.
Lo de peso no es que la multitud más
corriente se deje estafar (y eso es fácil) por tu vanagloria de plástico y
cartulina; lo hondo, lo que es posible que tú mismo alcances a solas en tu
deprimente mediocridad, es el abismo entre tu realidad y los fuegos de
artificio que, en tu miserable honor, lanzan por Mediaset.
No será por pistas, Paco.
ResponderEliminarAprovechando lo del tiempo que no nos sobra.
Yo también tengo mis propios cruces de neuronas.
Ayer, me preguntaron en el "Gigante", que si mi marido era extranjero. Inmediatamente me vino a la cabeza aquella charcutera de "Supersol", -da gusto veros-, o aquella de Santander, que cuando le dije, "qué ojos más bonitos tienes", eso fue tremendo, se le soltó el tapón de la verborrea y nos dio un ataque de risa floja imparable. Una de las veces que más nos hemos reído.
Parece que no hay muchas cosas por las que reír, pero las hay. Tú eres y tienes un humor inteligente. Lo echo de menos (naturalmente sin h).