miércoles, 29 de julio de 2015

V



(Que es ese álbum de canciones que algunos conocerán, y en cuya carpeta aparezco ataviado como el Cardenal Richelieu; o como Mazarino, que también fue cardenal.)

Lo llevo puesto mientras conduzco. Lo escucho a fondo; lo disfruto.
(No me creo a esos que dicen que, terminado un disco o un libro, JAMÁS – ¿jamás? – lo  revisan.)
Y son una gozada, por ejemplo, las intervenciones de Esmeralda, todo un primor de matices, de intervalos bien elegidos, de sugerente amalgama de espontaneidad y sabiduría.
La memoria, la música, las convocatorias urden sus delicados laberintos; tejen sus hilos sutiles; establecen con esponjada parsimonia (eso es así) las flotantes balsas sobre un río cajun, por el que discurriera la “Canción-Puente”, en su inexplicable añoranza involuntaria (y salvando variadas distancias que a cualquiera asombrarían) de April Stevens y Nino Tempo, cuando hacían el delicioso dúo de “Deep Purple”, de Parrish & Rose*.
Tantos años atrás.

*(Porque siempre se debe citar a los Autores. ¿A que sí?)

6 comentarios:

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  3. Ahora que sacas a colación "V", siempre quise comentarte lo genial que me parece la canción "En mi propio nido", a la altura de tus mejores composiciones, con una letra simpática e impecable cuyas estrofas secuencian días consecutivos y una melodía en el estribillo de esas que piensas que ya debía existir, de lo redonda y original que es, pero que sin embargo no me suena a nada conocido (no puedo decir lo mismo de mi segunda canción favorita del álbum, "De Madrid", que me recuerda vagamente la melodía instrumental de "Todo el tiempo del mundo"). Y dentro de su letra mencionar como mi mayor debilidad la parte en la que aparece la palabra "interlocutora" (seguro que nadie se había atrevido nunca a introducirla en una canción), una inusual palabra hexasílaba que encaja tan bien en la melodía que parece que ésta hubiese sido creada a partir de la misma.

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  4. En mi crónica escrita que te hice llegar por medio de mi querido amigo LA, no había referencias a esa bella y entusiasta "Canción-puente". Por cierto, eficaz antídoto que frecuentemente uso para disipar esos momentos de bajón.

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  6. El camino de la vida está a menudo flanqueado por imposibles. Entonces aparece, tras algún recodo, un breve destello, un ansiado espacio sonoro, una grata charla entre ermitaños que te devuelve una idea perdida...: Quizá todavía sea interesante vivirla.

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