Luz fantasmal de los relámpagos
ilumina el cielo de esta noche.
El agua cae, abundante y mansa:
en el jardín, es la ducha del coche.
Cuando esta tarde vine de Cádiz
con toda la mar de lado y lado,
ya me iba imponiendo la amenaza
del espeso y resuelto nublado.
Que no era la luz natural
que corresponde a esa hora
sino un resplandor paranormal,
magia de eclipse precursora.
Suenan los truenos con retraso,
con un rudo ruido mostrenco;
retumban como el taconazo
del gitano que baila flamenco.
En mi ventana, los vitrales
no dibujan losanges clásicos
sino un velero, un acantilado,
un faro y un sol del Cantábrico.
Y escribo en el porche sentado
en mi dilecto sillón favorito:
para la cena de esta noche,
mientras la lluvia lava el coche,
el “Oloroso Irene” tiene
cuerpo de brandy o Ron del Barrilito.
Chiclana de la Frontera, terminando noviembre de 2014.
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