El nombre ya tiene resonancia histórica. Vamos bien.
Te han cedido los trastos; y te dejan el listón más bien
alto.
Entre otros aciertos, y un lustre inmejorable como
embajador, tu predecesor ha demostrado durante décadas temple; simpatía y buen
humor personales, lo que no abunda en la cosa pública; la entonada desenvoltura
y la prudente convicción que tendrás que emular. El don de gentes con el que se
gana a la gente.
No esperamos que lo imites (no sería apropiado) sino que
tomes buen ejemplo.
De momento, es natural, te falta rodaje (eso se adquiere)
y quizá te sobre algún gramo de aséptica frialdad. Ya se verá. Quizá seas lo
oportuno para estos tiempos “light”.
Pero España es un país caliente y puede que convenga que
te sueltes un poco.
No perdí un detalle ayer, por televisión. Su corbata, qué
quieres, fue mejor que la tuya; aunque desapruebo los mediocres cuellos de
vuestras respectivas camisas.
Tus niñas, lindísimas, como de costumbre. Enhorabuena.
Y nuestro Himno, en el tiempo sosegado con el que se
interpretó a la llegada a Palacio, es todavía más hermoso. Si cabe.
Ánimo, que queda tarea, mucha tarea.
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