Aunque el papel protagonista lo adjudican a la chica esa cuyos antecedentes oscilan entre alguna célebre "peli" de piratas y un anuncio de cascos franceses elegantísimos para motoristas, "El día que vendrá" tiene sus cosas, no siendo la menor de ellas algún primer plano admirable de la mencionada actriz.
Los personajes están en el conflicto de la postguerra, intentando digerir la ocupación de los vencedores/aliados y el sometimiento modoso o no, que de todo habría, de los nazis vencidos. Y, en un clima psicológico que va a espesarse enseguida, surge la arrebatada pasión de los opuestos: de medio rígida y traumatizada, pasa la chica a candente y fogosa amante del expoliado, culto y metódico germano y hete aquí, con fragmentos de hermosa música, que el asunto se va liando, por más que los responsables del film decidan que un buen remiendo es, al final, lo más decente y que mejor reconforta.
A destacar, las imágenes del palacio "confiscado" y el jardín, perfectos y bellísimos en su mágica y melancólica nieve interminable.
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