Recuperar el abrazo amoroso,
la música y los besos en tu espalda;
la elegante cadencia de tu falda;
tu carácter celoso.
El cascabel ruidoso de tu risa
y un nuevo anuncio de otra primavera
para enmendar el rumbo. Y ya, de prisa,
dar distinto sentido a las palabras
de "Aquello, ¿cómo era?"...
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