Eres un trípode: una pata de cinismo, otra, de mentiras; otra, de chantaje.
¡Qué bárbaro, tú! Y qué cuadrilla compacta de tramposos, energúmenos y caníbales.
Como una "peli" que repusieran por la "tele", hemos vuelto a ver a tu colega Oriol, siempre orondo y descamisado (por cierto, ¿qué sastre os viste?, porque anda que tú también, o te quedan cortas las mangas de la camisa, o largas, las de la americana: me imagino lo que pensaría Manolito Varela, quien tanto gustaba de que asomara el centímetro preceptivo de los puños, por debajo de sus jerseys de angorina), descamisado, decía, amenazando impertérrito con parar la economía durante una semana y apuntalando su extorsión con los dos millones de seguidores que, según él, habíais sacado a la carretera.
El gesto y la prosodia eran del más estricto estilo de los notorios narcotraficantes de los viejos carteles del Virreinato de Nueva Granada. Un primor, vaya.
Metiendo miedo, habéis tenido callada a la gente que ahora, quizá tarde, va saliendo a denunciar vuestros abusos, resquebrajando la miserable patraña del cuento chino, de la incansable manipulación y las falsedades que, contra toda evidencia, os empeñáis en sembrar. Total, malas pulgas y cutrerío.
¡Qué pena de edificios solemnes, de hermosa e histórica arquitectura, sirviendo de escenario al camelo que largáis, al sonido otrora vibrante de tenora, que tanto echáis a perder con vuestro destemplado desabrimiento!
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