Y entiéndase que me refiero a sus políticos, a sus
conspicuos directivos, y no a las crédulas personas de buena fe que lo sustentan.
Lo primero es que a este calamitoso partido, con sus
frecuentes renuncios y su rojera condición renegada de cualquier patriotismo,
ya hace tiempo que le correspondían mal la o de obrero y la e de español. Pero
ejerce una hipocresía compacta e impermeable.
Cuando y donde ha gobernado, su deleznable y descarada
gestión general (hasta las trancas de nepotismo, corrupción, conducta sectaria
y tan numerosas como variadas falsedades) lo ha ido poniendo en evidencia y
pudriendo de tal forma, que hasta sus manipulados rebaños de electores vienen/venimos
retirándole el voto, desconcertados y
decepcionados de tales manejos.
Durante la ruinosa dirección del fino lumbrera de la ceja,
insigne disolvente, ocurrente impresentable, célebre por su habilidad para
hacer el ridículo y su solvencia para echarlo todo a perder, la cota del
desastre aumentó notable y justificadamente; y ya era previsible que Rubalcaba,
con su añejo tufo de espeso conspirador sombrío, letal y resabiado, con sus
antecedentes penosos, no iba a servir, en la sucesión, para limpiar toda esa
caspa.
Mientras la facción catalana se radicaliza hacia el
regionalismo separatista con un ínfimo disimulo que vuelve a hablar del
federalismo asimétrico (torpe, malintencionada e inútil elipsis que ya usó
Pascual para intentar encubrir propósitos de chulo ventajista y trincón), el
cotarro interno se agita con emergente apresuramiento para sustituir al tal
Alfredo; aunque surge un pavoroso asunto, y es que la cantera, el banquillo
están bajo mínimos, con la vieja guardia muy “quemada” y los “moernos”
brillando por su acendrada mediocridad y sus acreditadas ignorancias. Da grima
ver, escondiéndose pero no, a Carmen Chacón; a Griñán, con toda la basura de la
que vive untado, sacando temerario, cínico pecho; a López Aguilar, fingiendo
que carece de ambiciones, que jamás reptaría para conseguir la púrpura y los
oropeles; a Elena Valenciano, tan parecida en su estilismo diario, tics y tallas,
a Maite Zaldívar; a la Soraya bis, de pedestre, borroso discurso, a pesar de
que seguramente la pusieron ahí para confundir a los distraídos; a Madina,
sembrando calculados enigmas; a nuestra querida Trini, siempre en su melena
frondosa y ondulada, en su carnalísima y abundante retaguardia; a las alejadas,
y bien remuneradas Aido-Leire-Salgado-De la Vega, etc. Del ahora opaco,
umbrátil Pepín, Pepiño, ni hablamos, ni de Patxi. etc. Toc, toc: ¿hay alguien ahí?
Dicen que el partido socialista es necesario; eso habrá
que verlo, pero sólo si se torna socialista de verdad algún día y deja de ser
el lamentable circo de trepas malversadores y falaces, el camión rebosante de
escombros que por ahora es.
Y otro día, Tip y Coll dixerunt, hablaremos del gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario