Es esa enorme cantidad de ciudadanos que por desidia, o asuntos
que son o parecen más urgentes, o miedo puro y duro, y las demás causas que
podamos enumerar, con dejación se someten sin resistencia (al menos sin casi
presentar respuesta alguna) a los empujones con frecuencia abusivos/agresivos
de los beligerantes.
Como yo casi siempre soy un extático/estático ficus
contemplativo, reconozco que no me puedo permitir tirar la primera piedra; pero
no se me oculta que la conducta de los borregos ayuda de forma importantísima
al éxito depredador de los lobos.
La Historia chorrea tantos ejemplos de lo que señalo que
nadie podrá decir que “no sabía”.
Claro que es una faena (los modernos dicen putada) que
los inquietos nos arrastren a la discoteca, si somos de condición sosegada y
lectora, vodka-caramel y sillón de orejas en porche frente al mar. Pero la
supervivencia, la decencia y la justicia pueden, en ocasiones, ser exigentes
con nosotros, tanto si nos gusta como si no.
¿Qué harán nuestros “próceres”, tan mamones? Y (San Juan
viene, déjalo que llegue), ¿qué haréis los ninguneados, discriminados,
perseguidos con o sin disimulo por esa infección fascistoide que crece en la
región española llamada Cataluña?
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