Después
de una larga ristra de años en los que el proceso se entorpeció y retrasó con
la utilización de cuanta triquiñuela y artimaña fomenta la burocracia y
consienten las leyes, se le pasa factura a los delincuentes que perpetraron la
gran chorizada de los gobiernos regionales socialistas en Andalucía.
Una
factura piadosa, cortita, que no les duela demasiado; como que al fin son “chicos
de los nuestros”.
Y
con premura ya han salido embusteros que continúan defendiendo la honorabilidad
de los cabecillas, sobre todo de los cabecillas, que es esa honorabilidad que
ya el título con sarcasmo le otorgaba al otro, al Pujol. Guay.
Tampoco
ha faltado quien suelte la palabra indulto. Como por si no prosperan los
recursos de instancia final. Y porque si a los granujas de la sedición
catalanista se les indultó, no vamos a ser menos por aquí. Y aquí, ¿también “lo
volverán a hacer”?
Así
está el patio: vaya, que lo gordo siempre era solamente lo de Bárcenas,
¿verdad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario