de
relativos racionamientos.
Deprimente,
estar haciendo cábalas para intentar que nos roben menos en la factura de la
luz eléctrica, de la gasolina, etc. al amparo del desgobierno “progresista” que
se iba a empeñar en la defensa de las clases trabajadoras, léase ciudadanos en
general.
Poner
la lavadora, usar el horno de la cocina el sábado o el domingo. A esa economía
cutre nos ha llevado un equipo cuyo capitán, el superfalsario, al ser un
notorio inepto, ha nombrado como ayudantes a gentecillas ruines de más menguada
talla todavía, no sea que vayan a hacerle sombra.
A
desocupados que igual discurren antojos como decirte si comer más o menos carne
te irá bien. A esas cotas de delirio imbécil se llega fingiendo preocupación
por la salud pública y escondiendo en vano el más auténtico objetivo de
controlarlo todo (la educación, la información, el puto pensamiento, lo que
sea) en el estilo casposo más KGB que se puedan permitir.
A
eso se llega con la atroz insistencia y la intimidación del perro servil que
obedece órdenes para mantener a un rebaño entero en la sumisión de los más
diversificados acorralamientos.
Si,
corderos y todo, no se plantan, ¿por qué serán dignos de respeto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario