sábado, 10 de julio de 2021

Aires de escasez,

 

de relativos racionamientos.

Deprimente, estar haciendo cábalas para intentar que nos roben menos en la factura de la luz eléctrica, de la gasolina, etc. al amparo del desgobierno “progresista” que se iba a empeñar en la defensa de las clases trabajadoras, léase ciudadanos en general.

Poner la lavadora, usar el horno de la cocina el sábado o el domingo. A esa economía cutre nos ha llevado un equipo cuyo capitán, el superfalsario, al ser un notorio inepto, ha nombrado como ayudantes a gentecillas ruines de más menguada talla todavía, no sea que vayan a hacerle sombra.

A desocupados que igual discurren antojos como decirte si comer más o menos carne te irá bien. A esas cotas de delirio imbécil se llega fingiendo preocupación por la salud pública y escondiendo en vano el más auténtico objetivo de controlarlo todo (la educación, la información, el puto pensamiento, lo que sea) en el estilo casposo más KGB que se puedan permitir.

A eso se llega con la atroz insistencia y la intimidación del perro servil que obedece órdenes para mantener a un rebaño entero en la sumisión de los más diversificados acorralamientos.

Si, corderos y todo, no se plantan, ¿por qué serán dignos de respeto?                 

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