Ni
comprando voluntades ni imponiendo esa amenazadora ley del silencio: incluso
así, muchos de tu tropa ya huyen de ti como de la peste.
Y
aunque te queden aún comparsas serviles que te tildan de “valiente”, cuando ni
siquiera ahora dimites (qué juerga, “jefe”), la lista de burradas que te avalan
es losa tan demasiado pesada que sólo un milagro…
Pero
los milagros escasean (qué juerga, “jefe”) y habrá que echarte con agua
hirviendo o clavando una estaca en eso que tienes por corazón.
Pero
tú, no dejes de sonreír (!), que con tan falso rictus te vienen echando fama de
guapo o, alternativamente, de madelman 2.0
Qué
juerga, “jefe”. Y no olvides que Dios te juzgará por cuanto haces.
(Luego
hay también los “cachondos” como tú, que dicen que le tienen miedo a VOX,
mientras están tragando, se ve que encantados, con los comunistas, los más o
menos ex-etarras y los rebeldes del catalanismo centrífugo. Anda ya.)
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