A
ver, que tampoco se trata de llevarle la contraria a Darwin.
Pero
es que Ud. se encuentra muestras, resultados que ponen muy cuesta arriba la
sola explicación de que (química y electricidad, etc. aparte) no ocurre algo
más, algo extra para llegar a esto.
Y
un fenómeno, entre otros, misteriosísimo parece desafiar esa teoría de la
evolución tan aparente, tan asumible, tan estabilizadora. Se trata de ese
fascinante invento infinito que parece ser la música.
A
los de palabra suelta, nos falta diccionario para nombrar y adjetivar (que es
el vicio que tenemos) un desparrame tan minuciosamente ilimitado, tan vasto e
impresionante como para dar réplica, con sólo 7 notas, al Universo.
Y
claro, con la imaginación, el talento, la sensibilidad y la habilidad, la
inspiración y el esfuerzo que ¿arbitrariamente y de carambola se darían en una
mera variedad de chimpancé con antojos y ambición?
A
Iñaki pianista, quien desde Benalmádena vuelve a asomarse por el internete,
debo mi hallazgo casual de Eliane Elías, cuyo curioseo me lleva a la gozada de
su interpretación (AVO Sessions, Basel) de “Chega de saudade”, “Desafinado”,
con brillantísimos músicos; y al impecable dúo de pianos con Chick Corea,
recreando “Armando’s rhumba”.
Sin
subirnos a la parra con Liszt, etc., basten esos ejemplos, de razonable
categoría, para insistir con brevedad en esa duda, esa pregunta que en ocasiones
me da por hacerme.
La evolución da para lo que da.Luego, para que existan por ejemplo los artistas es necesario, en opinión de Pionono, que aparezcan también el autocultivo, la disciplina y... la Musa.
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