Las meteorólogas por televisión
-esas jóvenes semiprofetisas-
entre sonrisas así la han llamado
en los recientes partes de estas noches:
“Última
luna”, de un verano
intenso
al que no vendrá mal cerrarle el broche
y, si es posible, dejar en suspenso
tantos trastornos que nos ha dejado.
Tú desde el Escorial y yo en Chiclana,
damos fe de notarios simulados
de esa resplandeciente luna llena
que, en distintos horarios,
nos ilumina serena la escena
sobre mi almena y sobre tu ventana.
Mientras traza su lenta caravana
de la “bruñida
plata” hasta el marfil,
a veces incorpora
un asombroso tono anaranjado.
El fondo azul celeste, azul añil,
o cualquier otro azul, según la hora…
… y estas rimas que juegan a los dados.
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