Como
voz que clama en un desierto que, en este caso, comporta la paradójica
condición de ser acuario mojadísimo, el Hipocampo, ocasional iluso de causas
perdidas, acoge con fruición la inquietud recientemente formulada en el
Congreso por el infante Errejón, acerca de las señales preocupantes que evidencia
la salud mental de los españoles.
Y
considerando que el solo ejemplo del munícipe (cuyos probables complejos,
manías y residuos de malas digestiones le han llevado al despropósito de
desmontar del callejero a almirantes insignes) vale como muestra de las
patologías aludidas por el mozo de Más Madrid, porque quisiéramos con piedad
soslayar un diagnóstico que definiera al iconoclasta como individuo de
inteligencia menguada y/o malas pulgas de típica conducta rastrera…
Desde
estas líneas que de antemano sabemos muy humildes, osamos, entiéndase que con
respeto, proponer la importación masiva de psiquiatras, preferiblemente
argentinos, que son los más locuaces y elaborados, para que nos ayuden en el tratamiento
de esta ola, también poderosa y letal, de desequilibrios y comezones y
depresiones que, en colaboración con los idiotas, pretenden destruirnos a todos
con tenacidad extraordinaria.
Lo
que el firmante comedidamente expone como sugerencia o arbitrio ante la
instancia que corresponda…
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