-- ¿A quién rondas ahora
de madrugada,
cuando se apagan solas,
vecinas de las olas,
estas farolas desencantadas?
Para escuchar mejor
la lluvia y el crujir
de los truenos de hoy,
separaste las puertas
abiertas al jardín;
reencontrando otra vez
la usual soledad
("mientras vienes o voy").
¿Es que también son tuyos
la reflexión callada,
la tiniebla encantada
de los amaneceres?
-- A mi padre, lo sé,
le gustaba sentir
estos días así:
los rumores del agua,
el silencio gentil
y sus propios recuerdos
de Puente Genil.
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