Mientras que "Caza en las profundidades"(Hunter Killer, hay que ver) ofrece una realización meramente profesional como soporte a un esquema, a un argumento de confrontación verosímil, aunque algo trillada y aventurera, y sólo o principalmente atraerá a los marineros avezados, proclives a extasiarse ante los navíos de guerra, submarinos, etc. (lo que no es del todo nuestro caso), "Malos tiempos para el Royale" es una suculenta trama sobre la sordidez, la maldad y el crimen expuesta con inteligencia considerable y gran sentido del cine y del espectáculo, que avalan la garantía de Jeff Bridges (actor que ya lo tiene todo más que demostrado) y la gentil herencia genética de Dakota, rodeados o precedidos de varios otros intérpretes que cumplen su cometido con eficacia.
Espionaje y extorsión a políticos y figurones de primer nivel, incesto con violación y parricidio subsiguiente, perversa abducción de sectas, racismo, secuelas de Vietnam, codicia, traumas y desviaciones de la conducta, incluso los repugnantes manoseos de la industria musical, que existían ya antes de la contemporánea etiqueta del "me too"; tensiones y violencia, reconozcámoslo, humana, se plantean o sugieren sabiamente, en el escenario de un hotel en decadencia, con esa estética que refleja una época cuyas luces muchos podemos añorar y cuyas señales se ven subrayadas, una vez más, por canciones que laten en las estanterías de nuestros recuerdos, frágiles también, de nuestras lealtades, más desesperanzadas que consecuentes.
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