Frenéticos,
gesticulantes, manotean a diestro y siniestro, mientras nos trasladan
sus vivencias y aventuras, sus presuntas sabidurías, criterios,
"fundadas" opiniones.
A
menudo se les ve tensos, con la preocupación terrible de verse
relegados al olvido, desterrados de los pingües sillones en los que sus
nalgas afamadas procuran echar raíces rentables y duraderas.
Hay una arrebatiña de discursos, un rifirrafe de descalificaciones, frivolidades y ocurrencias poco o nada brillantes.
Y se puede hacer la prueba: anulen Vuesas Mercedes el sonido del receptor, y los verán por doquier.
Son los gestores del empacho, los fantasmas de la "tele".
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