Cafres en las calles, so pretexto del fútbol.
Energúmenos de extremada violencia cuyo control se está volviendo imposible.
Cafres en la Universidad, so pretextos seudopolíticos.
Me recordaron sus siniestras máscaras, sus tenebrosas y rudimentarias caretas de cartón, de rústicas aberturas para ojos y fauces, a los capuchones del Ku-Klux-Klan.
El Papa Francisco predica y aconseja; y cae todo en saco roto, más que otra cosa.
Y no es que los científicos no estén buscando, con su maquinita nueva, un planeta alternativo. Sino que, cuando lo encontremos, también lo echaremos a perder, no faltaría más.
Los hombres (y las "mujeras", que no se me olviden, Rita, Tania) "semos" así.
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