Será la moda, la tentación irresistible que los medios de
comunicación y ruido les ponen en bandeja; la seducción de los especialistas en
la taumaturgia de la publicidad.
Así que ahora, saturando al límite este tiempo de
elecciones tras elecciones, los partidos políticos han puesto en marcha
“vídeos” (fíjense) promocionales con diversos trucos y/o musiquillas malísimas,
para intentar que el personal se deje engatusar otra vez y les crea los faroles
y los ofrecimientos que, a medio plazo, se demostrarán casi todos bastante
falsos. (El pensionazo y Susana, la del “ridículo surrealista” son ejemplos
sencillitos de estos clásicos y numerosos chuleos.)
El recurso es tan frívolo e infantil como, por desgracia,
el público al que va dirigido, que es más iletrado y menos estupendamente preparado de lo que se cree y que tiene las neuronas
muy marinadas ya a fuerza de televisión, internetE, telefonitos móviles y otros
sutiles primores de la tecnología.
Con este otro aspecto más del consumo montonero (característico
de la ancha y honda memez a la que se nos va conduciendo, con mano firme,
insistente, demoledora), vamos siendo, porque así CONVIENE, y más que nunca, LA
MASA, queridos ciudadanitos.
Y tan contentos con esta timba de tahúres que con tan
magna pompa andamos llamando democracia. ¡Qué arte!
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