Serrat
viene anunciando su gira de despedida de los escenarios, con la naturalidad y
la coherencia que le son propias. Y esta noche, con ese motivo, lo invitó Pablo
Motos a “El hormiguero”.
Quizá
ocurre que el cantautor es para los espectadores figura archiconocida, casi
familiar; para ello le sobran méritos, categoría y dilatada y fecunda carrera
en su digno oficio. Y eso mismo debió pesar en el ánimo de Motos, quien formuló
una entrevista ausente de brillo y agilidad, como de quien, sintiendo que ya
estaba todo dicho, sucumbe al desgaste de la rutina. Con sus preguntas y
comentarios planos, consiguió respuestas casi a tono, desperdiciando la
proverbial finura del artista.
Y
abundó en ese lugar común, de extraordinario y mayoritario acuerdo, que designa
la canción “Mediterráneo” como cima del repertorio de Serrat. Y no lo es. Con
sus innegables aciertos y la sensibilidad de costumbre, ese tema es ampliamente
superado por muchos otros de la firma. Su reiteración y su melodía cómoda lo
habrán vuelto más pegadizo. Pero no se trata sólo de eso, habiendo en el caudal
del cantautor tantísimas admirables maravillas.
Serrat
deja las tablas. A este ejemplo, musical y literario, siempre le quedaremos
agradecidos por su magisterio.
El mejor comentario que he leido sobre la retirada de Joan Manuel Serrat...Se nota el aprecio entre dos maestros de la cancion
ResponderEliminarAnte lo acertado de este texto, no me queda más que quitarme el sombrero.
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