Con tu rastrero estilo
y tu resbaladiza condición,
te escabulles cuando se te pregunta
por las declaraciones del matón.
No nos sorprende: en otras
previas y numerosas ocasiones
ya has demostrado temple de jindama
y una entereza firme de gallina.
¡Cómo enardece nuestros corazones
ver cómo el “presi” se nos encarama
al poder con vaivén de bailarina;
y cuando en los pasillos le preguntan,
manso como los bueyes de una yunta,
saca, veraz, su casta y su pamplina!
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