sábado, 16 de octubre de 2021

De ficción

 

De este jardín al mar seguramente

habrá a lo sumo los doscientos metros

que consentía aquella ley de costas

vigente cuando aquí, desde Madrid,

vine a vivir.

 

La cadencia de esta agua familiar

es la que más acaricia el oído:

alterna la onda larga del sonido

con asombrosas pausas de sigilo

(como si de repente

le diese por ceder y retirarse

al otro lado del mundo en su giro.)

 

Como saliendo de un formal Sorolla,

bajo la blanca sombrilla sentado

a esta ovalada mesa decadente,

dejadme que os mande

algún saludo leve, descansado,

de elementales palabras corrientes.

 

-Parece que por hoy

no trae su sobresalto el horizonte.

-Tan sólo a medias; pero ¿quién nos quita

esta amable ficción hasta el ocaso

y el delicado vaivén que pondera

éxitos y fracasos?

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