puede
que se subleve,
que
ya lo vamos viendo,
la
parte más inquieta del rebaño,
por
mor de un acre tufo de pastores
que
urden sustos, que diseñan apaños,
metiéndonos
a todos en un puño
el
corazón que, encogido, nos queda.
Predicando
mentiras y torpezas,
van
los barandas que llamamos jefes;
dando
bandazos con las decisiones,
ignaros
y perplejos. Remolones.
Con
esta panda desarticulada
que
casi todo el tiempo
sólo
ofrece el ejemplo
de
soltarnos chorrada tras chorrada,
¿extraña
que sintamos
que
no son de fiar?
¿Que
también como ellos,
quieren volvernos locos
de
atar?
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