que eres menos estúpido que malicioso. Así que te debieron cegar la vanidad y la ambición, y creíste que resultarían manejables los orcos que te ayudaron a trepar al sillón.
Tal como supongo que vas entendiendo, ¿cómo lo llevas, ahora que te la meten doblada*, porque tu pretensión de trajinarlos, claro es, no les ha sentado nada bien?
Cuesta creer que del todo seáis criaturas de Dios, pero que os juntáis, vaya que sí.
*Ya me perdonarás lo coloquial y familiar de la expresión, pero como te veo sonriente y además que, a mi lado, estás hecho un chaval...
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