Entre el rencor y el odio de los pírricos "vengadores" que hablan de la momia asesina y los "fans" que con inagotable admiración hablan de Su Excelencia, el Generalísimo, fijo que hay un extenso y preciso surtido de palabras que con mejor acierto podrían describir y calibrar los hechos y los resultados de aquel director que tuvo la orquesta española y cuya influencia, por el momento, permanece imborrable.
En todo caso, es de notar que por más que se insista en el éxito de LA TRANSICIÓN como soldadura, sólo parece que fue relativa; y que la ciudadanía (a la que, según el estilo y los tiempos, se la amansa, o somete, o anestesia, unos con drástico rigor y otros con lavados de cerebro y distracciones elusivas) termina heredando y reproduciendo lo más conflictivo de los comportamientos. Y eso, incluso cuando por definición siempre se arrima al sol que más calienta.
De región en región, al paisanaje lo caracterizan la vehemencia y la tendencia a exagerar que no son cualidades recomendables. Y que, si bien no se puede negar que van entremezcladas con otras, de signo positivo, convendría procurar el equilibrio de conductas y pensamientos con permanentes atención y esfuerzo, no sea que el resabio cainita nos lleve del todo a la pintoresca escena aquella de los dos tíos a bastonazos que con sagacidad profética pintó Goya.
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