(A estas alturas ya no es mi memoria,
que nunca buena fue, fiel instrumento
con el que hacer recuento
medianamente bien de las historias.)
Los que me han visto -- depuesto el escudo
y rendida la espada y derribadas
las máscaras para mi protección --
ya saben que debajo de la piel
está mi carne viva. Que el barbudo
compositor antaño de baladas,
y que en tantas insomnes madrugadas
se aventura y expone el corazón,
no es porque ha renunciado al moscatel
que va eludiendo a veces el saludo,
sino por timidez o indecisión.
También quienes me han visto
algunas lágrimas impresentables,
ya saben que no soy invulnerable
y que, como Teruel, también existo.
Y que no debería,
antes que mi salud se resquebraje,
dejarme seducir del centelleo
y del frecuente y terne devaneo
y del frecuente y terne devaneo
de los vocabularios y sus gajes,
que en el principio de tantas jornadas
ya me desvelan desde la almohada.
-- ¿Y qué dirás a los que no te han visto?
-- Que no es nada importante: con la edad,
a veces me despisto.
Querido barbudo: Hace tiempo que al menos públicamente no te dejas ver por esta villa y corte, timidez(?). Madurar con dignidad con sus devaneos y despistes es una norma en tí, afortunadamente. Desde los arrabales del foro, Aluche, necesitamos tus reflexiones .
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