Las cruces amarillas que en las playas
van plantando los díscolos tunantes
vienen a ser la fúnebre quincalla
de ese fascio rampante
que parece que ver quiere el cotarro
ardiendo como valenciana falla.
Así que, entre ocurrencias y desgarros
y abolengos de mapas trasnochados,
de tal modo revuelven el tinglado
que la ciudadanía
que calmada y paciente parecía,
de estarse rebotando ya da muestras;
y calientan motores los diarios
con una edición extra
en la que el eminente corrosivo
de alguna bronca entre el vecindario
termine en crónica de "rotativo":
-- "En los enfrentamientos callejeros
que han tenido lugar en estos días,
competentes y pulcros camilleros
transportaban contusos viajeros
y unos cuantos heridos, tíos y tías."
(Que a todo llegaremos,
manejados por demasiados "listos"
y demasiados memos.)
A Pionono también le preocupa que pueda haber enfrentamientos violentos. Es tal la sinrazón de esos visionarios que cualquier cosa puede ocurrir...
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