Corre el rumor insistente, aunque algo
infundado, de que se han dado casos de usuarios de ordenadores personales que,
siendo sangrantes víctimas de la conducta rebelde y chapucera de dichas
máquinas del demonio, se han dado a la bebida, se han dejado caer desde
altísimos acantilados o alternativamente se han matriculado en clases de
flamenco y vitrocerámica.
La veracidad de esas teorías en la actualidad
ha sido puesta en entredicho por una sociedad internacional cuyo nombre
permanece oculto pero de la cual se afirma en rigurosos cenáculos intelectuales
que está compuesta por distintos porcentajes de grafólogos, gerentes de bazares
de los chinos y veteranas coristas egresadas del histórico Molino Rojo
de Barcelona. La antedicha sociedad deplora lo que considera una alarma
impropia y tendenciosa, toda vez que no existe confirmación empírica de la
naturaleza del supuesto fenómeno social.
No obstante, a nuestra redacción ha
llegado noticia de algunos sucesos aislados en los que individuos de filiación
incierta se habrían rociado a sí mismos con algún tipo de combustible para
proceder a continuación a prenderse fuego a lo bonzo.
Por el equipo local de bomberos se sigue
la investigación que ha de esclarecer si se trata de gasoil A o gasolina de 95,
sin plomo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario