pinta el horror al que los mesianismos y los fanatismos (y tan fieros y repugnantes, sean azules o rojos) arrastran cada cierto tiempo, cada ciertas guerras, a todo quisque.
Que la brutalidad ande en ocasiones mezclada con el refinamiento o las idealizadas locuras no hace el asunto menos vertiginoso, menos infame ni más pasable por los filtros interesados y turbios que suelen trufar la Historia.
Y es que a veces hay que darle la razón a eso de "si es de la especie humana, no puede haber nada peor", que dijo, dicen, el otro.
Pionono ya no entiende casi nada. Ni de lo público ni de lo privado. Lo privado y esencial amenaza con tormentas de espanto, a las que el amor hará frente hasta el final. A lo público que le den...¡bastante tengo yo con llenar de sonrisas las burlas de Fortuna!
ResponderEliminar¡Os quiero tanto a todos...!