Un claro ejemplo de cómo malgastar un dineral es el que consiguen el productor, el director y el guionista de "La guerra del planeta de los simios", lamentable engendro relleno de simbolismos tan bobos como enfáticos, de presuntuosa confusión pese a lo elemental del argumento y de una estrafalaria vacuidad que afortunadamente remata en una explosión e incendio gigantescos, seguidos de un alud espectacular y un trilladísimo éxodo en busca de la "tierra de promisión" a la que fatalmente llega moribundo (y muere por fin) el caudillo de los simios.
Así es la cosa; y ni el más desaforado delirio de Darwin desautorizaría el ejemplo de cómo emplear el tiempo imperativo, en el epígrafe de hoy. En cambio, cuando las groseras decadencias son muchas, mirad (IDOS a mirar), la tontería comodona de la RAE sometiéndose a los hechos consumados de las malas costumbres y la ignorancia, con una cobarde miseria de tan insignes como indignos travestidos.
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