La terminología "eclesiástica" que han estado empleando los integrantes de esa tribu familiar de delincuentes, ni siquiera es, como pretenden, una muestra de ingenio ni una luminosa ocurrencia. Por el contrario, apenas un chiste de baja estofa, casposo y hortera, con el que de modo rudimentario han procurado el camuflaje y la opacidad de una conducta cuya desvergúenza supera, si ello fuese posible, la envergadura de las canallescas maniobras que se van destapando.
Cínicos e hipócritas a escala industrial, el "estilo" es de aves de corto vuelo, de catetos, aunque prepotentes, gallos y gallinas de corral, si bien el robo grandioso (la soberbia magnitud del choriceo) los diploma de auténticos "pájaros": toda una bandada mafiosa/ornitológica de ensañada rapiña insaciable.
Por cierto, sólo cabe el escándalo en la desidia negligente, de cómplice tufo, con la que se van desarrollando los trámites para que a estas gentes, tan aficionadas a las "cuentas", se les ajusten las que les corresponden con el debido rigor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario